Cargando...
En un informe, titulado como “El largo camino a casa”, las organizaciones Danish Refugee Council (DRC), International Rescue Committee (IRC) y Norwegian Refugee Council (NRC) aseguraron que las autoridades iraquíes están obligando a miles de familias a que vuelvan a sus hogares, haciendo caso omiso de las consecuencias.
“Es trágico pensar que las personas se sienten más seguras en los campamentos que en sus hogares cuando supuestamente ha terminado este conflicto”, dijo el representante en Irak de NRC, Petr Kostohryz.
“La gente teme represalias, bombas sin detonar o simplemente no tienen a dónde regresar. No puede haber esperanza para la paz en Irak si las autoridades no pueden garantizar que la gente pueda volver a casa sana y salva”, indicó.
Desde que el Gobierno iraquí anunció el pasado diciembre la derrota del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el territorio, más de dos millones de iraquíes siguen desplazados en los campos en el país, que sufrió durante tres años la ocupación de los radicales.
En el informe, las ONG apuntan que al menos una de cada cinco personas expulsadas del campo de Kilo 18 en Al Anbar, en la frontera con Siria y última provincia en ser “liberada” del EI, regresó a ese mismo campamento después de que fueran amenazados en sus lugares de origen.
“Hay un riesgo real de que pronto veamos a más personas presionadas para regresar a sus hogares, antes de que estos sean seguros. Los iraquíes merecen un lugar seguro y permanente para reconstruir sus vidas y comunidades”, arguyó la responsable en el país de IRC, Wendy Taeuber.
Las ONG apelaron a las autoridades de Bagdad a que respeten “el derecho de los iraquíes a elegir si regresan a su hogar o cuándo lo hacen o, para aquellos que no quieren o no pueden regresar, ayudarlos a encontrar soluciones alternativas”.