Un simple robo de celular

Cuando regresaba del trabajo me asaltaron y robaron el celular. Fue una chica, se acercó a mí y me dijo: “¡Tu celular, tu celular!”.

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Yo grité como nunca en mi vida para que todos escucharan, y entonces ella me arranca el celular de las manos. Simulaba tener un arma bajo el brazo. Una vez que me sacó el celular corrió hacia una moto y se dio a la fuga con el conductor. Esto ocurrió sobre Siria entre Pitiantuta y República Dominicana (Barrio Jara).

En compañía de mi esposo, fui a la comisaría décima novena metropolitana, situada en Libertad c/ Avda. Brasilia, a cinco cuadras de donde ocurrió el asalto. Cuando les dijimos que queríamos hacer una denuncia con respecto a lo sucedido, nos dijeron que NO correspondía a su jurisdicción.

Tras un cruce de palabras, procedieron a redactar la denuncia. NO registraron la denuncia en el libro de actas. NO me preguntaron cómo ocurrió el asalto, simplemente anotaron que extravié o que me sustrajeron el celular. En la comisaría NO quedó ningún registro de mi “denuncia”. Lo único que me preguntaron es si el celular tenía seguro y al darme la nota me dijeron que “si tengo seguro, con eso ya me van a dar otro celular”.

Como salí completamente indignada de la comisaría décima novena metropolitana le dije a mi esposo que me llevara a la comisaría novena que está situada en Avda. General Santos e/ Tte. Rómulo Ríos, en cuya jurisdicción ocurrió el asalto. En esta comisaría sí me tomaron la denuncia, la cual quedó registrada en el libro de actas como corresponde.

La aplicación “Endomondo” instalada en mi celular, que utilizo para registrar las caminatas y trotes que hago, registró parte o toda la ruta que hicieron los asaltantes hasta que apagaron el celular en el Barrio Virgen de Fátima del Bañado Sur. Con el dato en mano regresé a la comisaría. Pensé que iban a ir a ver la zona o a hacer algo, pero NADA, no se tomó ninguna acción.

Lo más triste es que ven como otro robo de celular “nomás” pero va más allá. Yo tuve suerte porque nada me hicieron, pero hay personas que resultan heridas en este tipo de asaltos, inclusive algunas mueren. Me da pena que tengamos una sociedad donde las personas trabajadoras tengan que vivir con miedo y tengan que cambiar su rutina por temor a ser asaltados por una manga de haraganes, que son el resultado de la sociedad y de la educación que no reciben.

Ana Belén Trinidad Candia

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