Indigente abandonado vive arrastrado en los alrededores del Hospital de Trauma

Un indigente, con heridas agusanadas, que ya no puede caminar, vive arrastrado en los alrededores del Hospital de Trauma, ante la indiferencia del Estado que paga millones en salarios a los nepobabys. ¿Quién se encarga de los indigentes? Es la pregunta que surge cuando se observa a compatriotas abandonados a su suerte y que solo esperan la muerte en la calle ante la indiferencia de la sociedad.

Este indigente abandonado vive arrastrado en los alrededores del Hospital de Trauma.
Este indigente abandonado vive arrastrado en los alrededores del Hospital de Trauma.Gentileza

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Es responsabilidad del Estado asistir a sus ciudadanos. La República se declara defensora de la vida en una Constitución que es letra muerta a la hora de buscar un mejor horizonte a los necesitados. Esta es la realidad que se observa en muchos rincones de la patria. Pero entre estos desfavorecidos, está otro grupo más castigado por la inferencia, que no conmueve ni a las instituciones que dicen tener “opción preferencial por los pobres”.

En los alrededores del Hospital de Trauma se puede observar a un ciudadano en la miseria total. Ya no puede caminar, se arrastra como animal, despide un olor a carne podrida porque tiene heridas agusanadas. Hace sus necesidades en la misma ropa. Y vive así ante la indiferencia de todos. Para él no existe el Estado que se preocupa de sus privilegiados, ni siquiera la Iglesia que cercó su catedral, y en esa situación, mucho menos se va a preocupar de personas que están un poco más retiradas de su principal templo.

La imagen y la realidad de este ciudadano es triste. Sin consuelo de nadie, la gente lo evita para no percibir su aroma. Los vecinos le pasan alimento y recorre así las veredas con sus llagas hasta que cansado se rinde y duerme.

El dolor corporal a lo mejor no le despierta, pero sí la indiferencia del Estado, que antes que priorizar a los hijos de los políticos, debería atender a estos indigentes, debería ser su pasión.

Santiago Peña esperamos que también veas la otra realidad de un país que no es la maravilla que sueles pintar en tus discursos. Te va a conmover y a los mejor te preguntas ¿cómo es posible que un ser humano viva así? Tenés toda la autoridad, incluso podés ordenar que este compatriota sea atendido.

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