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Comunidades indígenas organizaron en Tarumandy, Luque, el primer "Encuentro Cultural Indígena Urbano" donde analizaron la realidad en que viven, además de exponer sus necesidades.
Para el efecto invitaron a representantes de la Secretaría de Acción Social (SAS), del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), de la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA) y de la Secretaría Técnica de Planificación (STP).
También a las autoridades del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social y del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi), pero las mismas hicieron caso omiso al llamado de las comunidades que claman mayor asistencia en salud, educación y en la enseñanza de oficios de mandos medios que puedan brindarles mayor oportunidad laboral a sus jóvenes y adultos.
Se estima que unos 3.000 indígenas viven en los alrededores de las ciudades como Asunción, Mariano Roque Alonso, Luque, Ciudad del Este, Cnel. Oviedo y Encarnación. Estos nativos alegan que huyeron del campo agobiado por la agricultura mecanizada.
“No venimos a la ciudad por gusto. Nuestro campo es invadido por brasileños en su mayoría, por eso hemos venidos en busca de una oportunidad para nuestros hijos", lamentó Odilo Florentín, líder de la comunidad Mbya Guaraní, residente en Tarumandy, Luque.
Añadió que lo que los mantiene con vida y con esperanza es no dejar morir sus costumbres. "No queremos perder nuestra lengua, nuestra artesanía, pero queremos un hogar y educación”, aseguró.
Manifestó que los líderes alquilan las tierra y no reparten a todos los beneficios y al reclamar son echados. La agricultura mecanizada contamina sus aguas y a consecuencia de las fumigaciones los nativos padecen varias enfermedades.
El gobierno actual no tiene y por efecto no implementó una política agrícola para ellos. Si bien en varias oportunidades otorgaron tierras a las comunidades, no existió un acompañamiento de las instituciones responsables para la productividad de las mismas, por lo tanto siguen sumergidos en la miseria absoluta.
Los compatriotas nativos ya no quieren volver al campo, porque aseguran que en el Departamento Central tienen por lo menos la "oportunidad parcial" de acceder a escuelas y hospitales donde son atendidos, aunque vivan bajo carpas.
En un gran porcentaje, niños, jóvenes y adultos viven el día a día de la mendicidad y expuestos a vicios como el alcohol y las drogas. Según el último censo de 2012, en Paraguay viven 117.150 indígenas, distribuidos en 19 etnias. Tienen 960.000 hectáreas de tierras aseguradas en ambas regiones y otras 150.000 reivindicadas como territorio ancestral.