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Las carreras clandestinas siguen siendo un motivo de preocupación para la sociedad. A pesar de que se hayan perdido vidas durante estos hechos, todavía hay jóvenes que siguen participando en este juego para sentir “adrenalina” como sucede en las películas de acción.
El peligro que corre la gente que participa en carreras clandestinas es inmenso, ya que, los que realizan este juego, lo hacen a una velocidad máxima, sin ningún tipo de seguridad y en lugares no permitidos. La diversión se da entre amigos y los desafíos se suelen hacer por medio de las redes sociales, donde se ponen de acuerdo para llevar a cabo el enfrentamiento.
Hace algún tiempo, falleció un joven de tan solo 19 años, en una de estas corridas que se volvieron más frecuentes y riesgosas. La pérdida de vidas en las rutas se vuelve más habitual y, en muchos casos, por imprudencias o accidentes. Resulta muy complicado entender a los jóvenes que conscientemente arriesgan sus vidas como si no les dieran el valor que merecen.
Es muy irónico que por un lado haya chicos luchando por un minuto más de vida en los hospitales, sobreviviendo en las calles o resistiendo ante las dificultades. Lastimosamente, por otra parte, están los jóvenes que, teniendo la salud en buen estado, desaprovechan la oportunidad que muchos no han tenido o la ponen en situaciones extremas donde, prácticamente, juegan tentando a la muerte como si les causara gracia.
“La muerte solo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida”, expresa el novelista e historiador André Malraux. Quizás a estos chicos que se exponen para sentir adrenalina no les importe mucho lo que puede llegar a suceder porque desconocen la verdadera importancia de la vida.
No podemos dejar pasar que no solo los motociclistas se introducen a competencias ilegales, ya que los automovilistas también están siendo partícipes de las carreras. Hace unos días, un vehículo atropelló a cinco peatones sobre la autopista Silvio Pettirossi en Luque y se cree que el incidente tendría relación con las corridas clandestinas; esto demuestra que hasta personas inocentes pueden resiltar heridas.
Siempre hay una manera mejor de hacer las cosas como competir en carreras seguras y legales. La vida es demasiado valiosa como para desperdiciarla; querete un poco más, valorá lo que tenés y no dejes que unos minutos de placer sean la causa de pérdidas lamentables.
Por Andrea Parra (18 años)