Hablar en público, un placer para algunos y un martirio para otros

Con la ayuda memoria en manos y con tu corazón latiendo muy rápido, te das cuenta de que, tal vez, hablar en público no es tu fuerte. Sin embargo, practicando oratoria podés expresarte mucho mejor y sin olvidar todo a la hora de exponer algún tema.

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La oratoria apareció en los remotos tiempos de la Grecia antigua con unos profesionales llamados logógrafos. Sin embargo, Sócrates fue uno de los propulsores más importantes de este arte, ya que era uno de los primeros filósofos que hablaba a la gente en las plazas y transmitía sus teorías; este método se practicaba para expresar ideas, convencer y persuadir.

Hoy en día, son pocas las personas que participan de talleres de oratoria. Esto no significa que sea menos importante que otros cursos, ya que el arte de hablar en público es algo que te puede acompañar en el colegio, en la facultad o en alguna actividad privada y laboral, pues te ayudará a expresar lo que quieras de una manera más eficaz.

En las clases del cole o la facu, existen varios tipos de oradores; primeramente, está el que cuando expone se inspira, atrae la atención de los compañeros, desde el inicio hasta el final, y es agradable escucharlo. Por otro lado, se encuentra el chico o chica que sabe mucho, pero cuando pasa al frente se olvida de todo y, por último, no puede faltar el tímido que habla despacito y que aun siendo inteligente no logra hacer llegar el mensaje como se debe.

Si te pasan algunas de las cosas mencionadas, tal vez, necesitás algunas técnicas de oratoria para mejorar tu capacidad de comunicación. Según un youtuber, el control emocional, la organización de ideas, el dominio de la voz, el lenguaje corporal y el manejo del público son tips súper importantes que debés tener en cuenta antes de dirigirte a un grupo de personas.

La seguridad, la confianza y la preparación son, indudablemente, tres toques que deben acompañarte en las exposiciones, ya que si los unís vas a poder hablar en un tono justo y te moverás tranquilamente mientras expresás lo que tenés para decir. No confíes demasiado en tu capacidad de manifestar algún argumento sin antes informarte bien con respecto al contenido a ser desarrollado.

Teniendo en cuenta el valor de la palabra, ya sea a la hora de ser el orador o de escuchar a alguien que está exponiendo sobre algo, se debe prestar mucha atención, ya que existen personas que utilizan la oratoria como método para lavar el cerebro. La mayoría de los políticos se han encargado de pintar flores rosadas a la gente en sus campañas y luego olvidan todas las promesas, así que, ¡ojo!, porque las personas muchas veces no son lo que dicen ser.

Todos tenemos diferentes habilidades, pero somos igual de capaces para aprender lo que nos propongamos. Así que, si querés expresar algo en público a las personas, hacelo sin miedo y, si tenés temor, de igual manera arriésgate porque, a veces, de los errores también se aprende.

Por Andrea Parra (18 años)

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