Joven encarnaceno logra destacarse en Suiza con sus pasos de ballet

Al ponerse las zapatillas de ballet para hacer puntillas y demostar el empeine, todo bailarín se siente libre expresando sus sentimientos. El encarnaceno Ángel Maidana (18) fue ganador de la Prix de Lausanne y triunfa en Suiza gracias a su talento.

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Ángel comenta que se introdujo al mundo del ballet gracias a su hermana melliza, que siempre quiso que su hermano la acompañe a su academia. “A mí no me gustaba para nada el baile, lo mío era el karate”, recuerda el joven. Como los hermanos tenían gustos diferentes y para no pelearse, decidieron que los dos estudiarían ambas disciplinas.

El bailarín cuenta que le obligaron ir a las clases de ballet durante cuatro años aproximadamente y así también su hermana debió ir al karate. “Luego de unos años, ya me empezó a gustar la danza y me iba a la academia por cuenta propia”, manifiesta Ángel, quien junto a su melliza participaron en muchas competencias.

El chico empezó en la escuela “Maximun” y luego fue a la academia “Mainumby”, las dos de Encarnación. Más adelante, siguió sus estudios en Posadas, Argentina, en la academia de ballet “Moscú”. Actualmente, se forma como bailarín en el Brussels International Ballet School, en Bélgica.

El encarnaceno vive actualmente en Bélgica, en una casa que comparte con otros universitarios de varias partes del mundo, y ensaya ocho horas diarias. “Los primeros tiempos fueron muy difíciles porque me encontraba solo y extrañaba la cultura de nuestro país y, por sobre todo, a mi familia”, comenta.

Ángel manifiesta que para ir a Suiza, al Prix de Lausanne, tuvo que hacer una audición por medio de un vídeo, según él, la parte más difícil de la competencia. Luego de pasar la primera prueba, los organizadores te informan si estás fuera o dentro del concurso.

El joven ganó en la competencia de Lausanne la oportunidad de ir a una compañía o escuela para seguir perfeccionándose como bailarín. “Cuando dijeron mi número, el 412, que quedó en la final, no podía creer; miré mi pecho en donde estaba mi ficha y era el mío; fue una emoción inexplicable”, señala.

“Con respecto a los gastos diarios que tengo, mi familia me ayuda muchísimo”, cuenta el bailarín. El chico tuvo que ver la forma de conseguir dinero por medio de actividades que realizaba su madre porque no consiguió ninguna ayuda del Estado y eso para él fue la principal dificultad.

“Lo que más me gusta de la danza es que podés ser vos mismo todo el tiempo y disfrutar del escenario, las luces y del público”, aclara el joven. Además de ejercitarse mucho, Ángel comenta que todo bailarín también debe cuidarse en su alimentación para resistir en todas las presentaciones.

“Si pensás ser bailarín tenés que realmente querer mucho esta disciplina porque es un arte muy hermoso y a la vez sacrificado. Debe ser parte de vos tener el valor de que, si caés, te volvés a levantar, seguir con más energía y no rendirte por nada del mundo hasta cumplir tus sueños”, concluye.

Por Mónica Rodríguez (19 años)

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