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"La tierna princesa esperó por años, encerrada en un castillo, al valiente caballero para que este la salve y se convierta en su príncipe azul" es el típico argumento que desarrollan los cuentos infantiles. Este planteamiento tan cliché que utilizan los autores para narrar historias termina plasmando el mensaje de que las mujeres, al depender de un hombre, supuestamente, serán "felices por siempre".
En ocasiones, quizás sin que se den cuenta, los parientes o amigos hacen una lluvia de preguntas en el caso de que una chica no tenga pareja. El interrogatorio, que termina siendo incómodo, llega al punto de hacerte pensar que si no tenés tu media naranja no estás completa, ¡algo que no es cierto!
Es importante saber que una relación no debe iniciarse por el simple hecho de que tus familiares quieran, tus amigas ya tengan novio o, peor aún, a fin de buscar alguien que te cuide de los peligros de la vida.
Debemos entender que la época en la que las mujeres necesitaban obligatoriamente un marido para tener estatus social quedó en la historia. Además, alcanzar los sueños, cumpliendo con nuestras expectativas gracias al sudor de la frente, es muchísimo más gratificante que depender de un esposo que diga "todo eso que poseés es gracias a mí", por lo que no deberíamos dudar en enfrentar la vida con pechos de acero.
Tener una pareja no es imprescindible para ser "feliz por siempre". La media naranja es el complemento de nuestras vidas, el que nos regala momentos bonitos y demás; sin embargo, es importante tener en cuenta la capacidad que poseemos como mujeres y comprender que solas también podemos zafarnos de las garras del temible lobo feroz.
Por Rocío Ríos (18 años)