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¿Qué hacés cuando estás enfermo: te quedás en tu casa nomás o te arriesgás e igual vas al hospital público? Ir a algún centro asistencial en busca de una solución para tu dolor de estómago o resfrío es muy complicado en nuestro país, por el ambiente desolador que brindan muchos centros de salud.
La atención con calidad y gratuita en los hospitales debería ser uno de los derechos fundamentales para el ciudadano, pero, en Paraguay, es una tortura padecer algún dolor. Las personas que acuden a un centro asistencial no siempre son acogidas de la mejor manera ni perciben un ambiente adecuado para ser atendidas.
La falta de medicamentos es uno de los mayores incovenientes que encontrás cuando asistís a un centro médico estatal. Al final, lo que te recetó el médico no hay en la farmacia del hospital, por lo que tenés que comprarlo afuera y, si no tenés el dinero, es mayor el problema.
La angustia que pasás cuando vas al hospital es inmensa; vos estando con alguna dolencia tenés que aguantar otra vez los regaños de los doctores o los maltratos de algunos guardias. No hay dudas de que enfermarse en el país es un calvario, tanto para el paciente como para toda su familia.
Muchas veces, porque no tenés dinero, vas a un centro de salud pública pensando que no vas a gastar tanto; sin embargo, con la falta de medicamentos y equipos para estudios de diagnóstico, no te queda otra opción que pagar en un sanatorio privado. Los que no tienen dinero, recurren a actividades solidarias para poder solventar su estadía en el hospital.
¿Acaso no merecemos una buena atención en los sanatorios públicos? Sería satisfactorio contar con lugares donde te atiendan rápidamente sin importar a qué hora asistas, centros en los cuales abunden los medicamentos y en los que puedas ir sin preocupaciones por si hay o no camillas al momento de internarte.
Existen muchas falencias en los hospitales públicos: infraestructura inadecuada, falta de medicamentos y de profesionales médicos, ambulancias que no funcionan; todas estas carencias forman parte del problema. La solución a la falta de recursos presupuestarios aún no es una realidad que acabe con esos incovenientes.
Si el Gobierno invierte más en la salud, habrá menos personas sufriendo por los pasillos, mendigando por una pastilla o madrugando por un turno. Todos, en algún momento, necesitamos de asistencia médica digna con un panorama alentador.
Por Mónica Rodríguez (18 años)