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“Las palabras cortan más que los cuchillos, ellas no perforan la piel, rasgan el alma”, manifiesta el compositor brasileño Renato Russo. Con este refrán, el artista nos recuerda que los comentarios que emitimos pueden repercutir con mucha fuerza en el estado anímico de los demás.
Muchos están acostumbrados a creer que solo los golpes físicos pueden herir a la gente y se olvidan de que las palabras que utilizan también tienen la fuerza para provocar una lesión en las personas. Decirle a alguien que su corte de pelo no le favorece o que la blusa de color carmesí que lleva puesta no le queda bien, le puede dejar en nocaut sin que hayas empleado la violencia corporal.
Por otra parte, un error muy habitual que comete la gente es que para iniciar un tema de conversación con alguien, opta por manifestar las particularidades más resaltantes de los demás. Reencontrarse con una amiga después de mucho tiempo y decirle que está más gordita es un clásico. Aunque este comentario parece inofensivo, puede influir en la autoestima de la persona.
“A palabras necias, oídos sordos” es un popular refrán que invita a ignorar los comentarios imprudentes de la gente. Sin embargo, ¿realmente se toma en cuenta este dicho en la práctica? Algunos tienen la habilidad de ignorar las críticas; en cambio, para otros no es tarea sencilla, ya que la opinión de las personas que les rodean puede llegar a ser más fuerte que ellos, provocándoles una baja autoestima hasta parecer una semilla de mostaza.
A cualquier lado que vayas, las críticas estarán presentes; sin embargo, vos tenés la opción de conservar los comentarios constructivos y desechar los dañinos. Así también, para expresar tus pensamientos, debés ponerte en el lugar del otro, de esa manera comprenderás el impacto que tienen las palabras que utilizás.
Todos tenemos la posibilidad de hacer el bien o destruir con el simple método de decir lo que pensamos. Así es que, de ahora en más, practicá la empatía antes de emitir una crítica.
Por Dahiana Galeano (20 años)