Párroco de la Catedral pide a gobernantes no actuar en beneficio personal

El Padre Reinaldo Roa, párroco de la Catedral Nuestra Señora de la Asunción celebró en una solemne misa de la “Cena del Señor” en la Catedral Metropolitana y previo al tradicional lavatorio de los pies manifestó que aquellos gobernantes que tienen alguna responsabilidad con la sociedad deben actuar en favor de quienes necesitan y no en beneficio personal.

Misa de la última cena en la Catedral Metropolitana celebrada por el Padre Reinaldo Roa, párroco de la Catedral Nuestra Señora de la Asunción.
Misa de la última cena en la Catedral Metropolitana celebrada por el Padre Reinaldo Roa, párroco de la Catedral Nuestra Señora de la Asunción.ARCENIO ACUÑA

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Ante una importante concurrencia de fieles, el párroco Roa mencionó que con la celebración de la ultima cena también se inicia el triduo pascual, donde contemplamos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, que vivimos desde hoy acompañando a Jesús en el huerto de los olivos en medio de su agonía.

Durante la homilía mencionó que el servicio de lavar los pies nos permite inclinarnos a los pies del que sufre, de aquellos que son marginados, de los enfermos entre otros muchos hermanos que hoy necesitan que nos acerquemos a ellos.

“Nuestra sociedad hoy necesita que asumamos este compromiso, nuestros gobernantes deben ser servidores que buscan el bien del pueblo, que los que tienen alguna responsabilidad con la sociedad sepan actuar no en beneficio personal, sino que vean a aquellos que están en su entorno que necesita que se los trate con respeto y con la dignidad que se merecen”, indicó.

Manifestó que el lavatorio de los pies representa el sentido de la vida entera de Jesús, “es inclinarse para ponerse al servicio, lavando los pies de sus apóstoles, donde se despoja de su vestidura de gloria para entregarse totalmente a la vida del hombre (...)”. manifestó.

En su homilía mencionó que el servicio debe llevarnos a morir, así como Jesús murió por nosotros, morir a nuestro egoísmo, morir a nuestros placeres, morir nuestro orgullo a nuestra soberbia, morir a el individualismo y toda doctrina e ideología que no coincida con este propósito.

“Lavar los pies es aprender a caminar juntos a ayudarnos, sostenernos y animarnos a transformar todo aquello que somete a un yugo de esclavitud, buscando la liberación del hombre. El servicio de lavar los pies nos permite inclinarnos a lavar los pies del que sufre, de aquellos que son marginados, de los enfermos entre otros muchos hermanos que hoy necesitan que nos acerquemos a ellos”, dijo durante su homilía en la Catedral Metropolitana.

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