espejo

El sol se apagó en Viganella, un pequeño pueblo enclavado en los Alpes, en la región italiana de Piamonte. En realidad, lo que se ha roto es un sol artificial, un espejo que reflejaba al astro, colocado para dar luz en los tres meses de invierno en los que la localidad se queda a oscuras por la sombra de las montañas. Sus cerca de 300 habitantes celebraron aún con más alegría la tradicional fiesta de la Candelaria, el 4 de febrero, cuando el sol vuelve a aparecer en el Valle d'Ossola, después de los 83 días en los que no han podido contar con el sol artificial creado por el golpe de ingenio de Pier Franco Midali, alcalde del pueblo entre los años 1990 y 2000. El espejo pesa 11 toneladas y una superficie de reflexión de 40 metros cuadrados y se instaló sobre la ladera de una de las montañas que rodean Viganella.
la-principal-caracteristica-de-este-moderno-hogar-es-la-luz-presente-en-cada-espacio-gracias-a-la-correcta-disposicion-de-numerosos-espejos-en-diver-205939000000-1757823.jpg
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