No hay que ocuparse solo del cuerpo, sino también del espíritu: esto es especialmente importante en el caso de las personas que padecen psoriasis.
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica, sistémica, que causa problemas principalmente en la piel, las semimucosas y las uñas, también puede comprometer las articulaciones. Se acompaña por lo general de otras patologías como diabetes, hipertensión arterial y triglicéridos elevados, que afectan la calidad y sobrevida de los pacientes.
La psoriasis es una enfermedad de la piel que se caracteriza por presentar lesiones cutáneas, como escamas en tono blanco, inflamación, enrojecimiento y resequedad. Esta patología no es contagiosa, pero sus síntomas afectan en gran medida la autoestima de quien la padece.
La afección se evidencia con zonas de la piel que se enrojecen y se descaman en las articulaciones o la cabeza. La psoriasis no se contagia, y el estrés es uno de los factores que pueden detonar su aparición.