El método comparativo: comparación o contrastación (V)

El método comparativo (de la comparación o contrastación) consiste en poner dos o más fenómenos, uno al lado del otro, para establecer sus similitudes y diferencias y de ello sacar conclusiones que definan un problema o que establezcan caminos futuros para mejorar el conocimiento de algo.

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Aebli puntualiza que:
”el contraste ... estimula de sorprendente manera la observación de los alumnos. La comparación ... les hace advertir cualidades que no habrían visto de otro modo y todos los caracteres se asimilan más intensamente”.

Por ejemplo, en el estudio de las razones que llevaron a la Independencia de nuestro país, podría realizarse una comparación con la independencia de otro país iberoamericano. Aebli, en el acápite anterior da como ejemplo la comparación de Lutero y Calvino para comprender bien las razones que movieron al primero.
La comparación no necesariamente debe centrarse en el conjunto total de fenómenos o eventos comparados. Como en el ejemplo anterior, el profesor puede estar interesado en las características de un solo fenómeno, pero al contrastarlo con otro, resaltan los aspectos sobresalientes que le interesan destacar y enseñar. Aquí resuena apropiadamente el concepto de “contrastación”.
Cualquier fenómeno social, económico, cultural o psicológico puede ser mostrado mediante este tipo de comparaciones: la importancia de la producción de lana de Magallanes puede quedar muy clara si se la compara con la producción de las demás regiones de Chile.

Un cuadro con el crecimiento de población del país durante el siglo XX mostrará y hará resaltar la velocidad con que crece la población.

Las características culturales de cierta población pueden ser contrastadas con las de otra, haciendo resaltar la incidencia de los procesos productivos, su historia o su geografía en la formación de su cultura (cultura mapuches versus cultura atacameña, por ejemplo).
El método comparativo se presta para ser combinado con metodologías observacionales y de descubrimiento mediante la problematización de temas variados.

6. El método sintético

Sintetizar es una habilidad o destreza incuestionablemente necesaria en un mundo ultracomunicado como el actual. En el curso de nuestra vidas, los seres humanos nos vemos enfrentados a sintetizar un número incontable de fenómenos y sucesos para poder comunicarnos con los demás: sintetizar libros, posiciones intelectuales, técnicas de trabajo, procesos, descripciones, recomendaciones, etc. Como método sintetizar significa que el profesor debe procurar que sus alumnos desarrollen un verdadera destreza para ello, con lo cual se logran otros objetivos generales de la educación, porque para sintetizar, primero hay que saber o comprender muy bien un fenómeno de manera que se pueda explicar sintéticamente en la interrelación entre sus partes o fases particulares.
El profesor tienen a su disposición diversas técnicas para lograr el desarrollo de esta habilidad de sintetizar: colage, visitas, lecturas, experimentos, etc., pero aquí se destaca especialmente el uso de los Mapas Conceptuales como una herramienta especialmente apropiada para sintetizar. Estos se pueden utilizar desde el momento que el niño ha aprendido a escribir lo que piensa y sabe y es una habilidad que sirve para toda la vida.
Al llegar a este punto, vale la pena aclarar que en el pasado, la educación tradicional ponía gran énfasis en el estudio de los métodos presentados anteriormente porque se partía de la base que el profesor era el que sabía (y enseñaba) y el niño debía repetir lo que el profesor había enseñado (sus aprendizajes) a partir de una programación rígida, mientras que hoy se hace énfasis en que el profesor debe formar de tal manera que el niño aprenda a descubrir las respuestas por él mismo desde sus libros y desde las actividades realizadas, de manera que cobran especial relevancia el conocimiento de estrategias de trabajo y de técnicas motivadoras que animen a descubrir y aprender; estos dos últimos conceptos son prácticamente nuevos.


Las estrategias

Una metodología puede estar diseñada como “activa”, “participativa”, “inductiva” o de “descubrimiento”, para lo cual el profesor dispone de diversas actividades que operan como sus herramientas para poner en práctica esa metodología, pero como estas técnicas no se aplican rígidamente, sino en forma dinámica --observando (y evaluando) constantemente los avances y aprendizajes de los alumnos-- necesitan disponer de ellas de manera que si es necesario aplique más de una que de otra, intensifique en ciertos aspectos o se detenga más tiempo en los de más difícil comprensión.

Por ejemplo, puede suceder que los alumnos capten cierto tema más rápidamente de lo que el profesor esperaba y éste simplemente elimine de su programación una de las actividades a emplear porque ya no es necesario; o lo contrario, que tenga que usar algunas de las actividades establecidas en su estrategia con mayor énfasis y dedicación de lo esperado porque los alumnos no van todo lo rápido que se esperaba.

Por otro lado, la estrategia también implica que el profesor puede usar algunas actividades que se prestan particularmente bien para el aprendizaje de conceptos, pero requiere actividades diferentes para profundizar los procedimientos y actitudes planificados.

De manera que el conjunto de técnicas planificadas para escoger durante el desarrollo de un tema educativo, a partir de sus opciones metodológicas, se constituyen en la estrategia del profesor.

Las estrategias metodológicas comprenden las actividades y técnicas organizativas, que incluyen los recursos adecuados y la temporalización. Ambas son acciones ordenadas para conseguir el aprendizaje de los contenidos, convertirlos también en objetivos. (Los contenidos tienen un significado amplio, que comprenden información conceptual, procedimientos/estrategia y contenidos actitudinales. Esta nueva dimensión de los contenidos lleva a que, en la práctica, se identifiquen con los objetivos).


Las actividades

Las actividades son formas o procedimientos de actuación práctica y presentan una gran amplitud de alternativas para cada fin metodológico.

“Comprenden los procedimientos o formas de realizar las distintas actividades humanas, incluso intelectuales, y el modo de utilización de los instrumentos y máquinas que utiliza el hombre, así como las maneras de preparar instrumentos”.


Diferencias entre Métodos y Actividades

Al igual que la necesidad de precisar la diferencia entre didáctica y métodos, es necesario establecer claramente la diferencia entre métodos y actividades.

Los métodos educativos son conjuntos de pasos, etapas o fases de acción enunciados teóricamente, es decir, en la forma de conceptos generales y no referidos a formas específicas de acción.

También puede decirse que son formas o recomendaciones para la realización de actividades prácticas, pero dichas desde la teoría, en este caso, pedagógica; las actividades, por su parte, son modos más concretos y específicos de actuación particular.

Es más, puesto que una de las condiciones esenciales del método científico es que sea racional, se supone que por ello, el método de enseñanza de un campo específico, --como las ciencias sociales en nuestro caso-- contendrá los conocimientos y avances más modernos y mejor investigados y que permiten esperar mejores resultados para enfrentar el futuro, por lo que deberíamos entender que hay un solo o pocos métodos de enseñanza: el o los que cumplen con los requisitos indicados (novedad, modernidad, eficiencia), mientras que se puede disponer de muchas y muy variadas alternativas de actividades de enseñanza, las que se utilizan casi como las herramientas de una caja de herramientas en que uno saca las que necesita de acuerdo con las necesidades de la ocasión.

De manera que, como dice Cierra Bravo, su diferencia consiste en su amplitud y aquí agregamos que también en su orientación: mientras que los métodos tienen una orientación claramente teórica, las actividades se orientan al quehacer práctico, de acción y realización concretos y particulares, relacionadas con las distintas fases del método educativo del área que corresponda (de las ciencias naturales o sociales).
Dicho en otras palabras, las grandes orientaciones filosóficas presentes en la teoría pedagógica orientan o sugieren conjuntos de pasos deseables o procedimientos para actuar, --esta es la metodología-- y a partir de ella surge la visión o apreciación de las actividades adecuadas para concretar en la práctica la metodología en cuestión.

El conjunto de actividades a usar --con sus diversas variantes técnicas-- constituyen la estrategia.

La combinación de metodología, estrategia y actividades pedagógicas se constituyen en la didáctica de la educación.
Por ejemplo, encontramos orientaciones filosóficas que plantean pedagogías religiosas, tradicionales, constructivistas, etc. Estas a su vez establecen metodologías en la forma de sugerencias destinadas a orientar la práctica, por ejemplo, una metodología educacional basada en principios cristianos y destinada a orientar una actitud evangelizadora del profesor. Orientado por estas metodologías, el profesor escoge sus actividades pedagógicas, estableciendo una estrategia para lograr sus objetivos y metas de enseñanza (las actividades en general, por tratarse meramente de orientaciones de acción, son neutras respecto de filosofías u otras influencias, sólo dependen de la elección del profesor). Por ejemplo, una actividad a usar puede ser pedir a los alumnos que hagan un collage de recortes respecto de algún tema o tópico, o que hagan dibujos, árboles conceptuales, disertaciones, etc. Como puede apreciarse, estas actividades no conllevan orientaciones filosóficas o religiosas algunas: son herramientas de trabajo.
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