El fútbol con hinchada virtual

Últimamente se enquistó en la conciencia del hincha futbolero de nuestro país la siguiente idea: “el paraguayo es futbolero pero no canchero”. Es decir, gusta del deporte más popular del planeta pero su pasión no llega al extremo de concurrir religiosamente a los partidos para respaldar a su equipo favorito sea cual fuere las circunstancias.

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Sin necesidad de remontarnos en el pasado, tomemos como ejemplo los partidos del campeonato Clausura. En las cuatro primeras fechas, el común denominador fue la escasa concurrencia salvo honrosas excepciones. ¿La resultante? Un panorama desolador, gradas vacías, estadio demasiado grande con un dejo de tristeza por ese microclima de soledad. Una realidad que nada tiene que ver con la esencia misma de este deporte. Porque primordialmente, el fútbol es espectáculo, con una contagiante alegría en las gradas. Debe ser fiesta, además de solaz y esparcimiento para el pueblo.

Sin embargo, se acentúa cada vez más en la gente, la costumbre de no ir a las canchas. Por lo menos en los partidos de la División de Honor. Muchos prefieren la comodidad del hogar y observar los partidos a través de las transmisiones televisivas. Consecuentemente, esa especie de aburguesamiento tanto mental como físico, priva a los partidos del condimento tan importante como es el calor popular.

Si buceamos las razones de esta realidad podemos encontrarnos con un cóctel explosivo tratando de explicar.

El bajo poder adquisitivo del pueblo, la inseguridad, los horarios inadecuados, los estadios equivocados. La poca calidad del espectáculo que se ofrece habida cuenta el escaso caudal futbolístico de los protagonistas, integran la larga lista de motivos que conspiran en contra de una concurrencia masiva. Y que conste en acta: ni siquiera tenemos el drama del fútbol argentino donde las hinchadas visitantes tienen prohibido concurrir a respaldar a sus respectivos equipos.

Dicen que el fútbol es contagio. Donde el factor anímico juega un papel fundamental. Es una realidad que la dirigencia a nivel mundial perdió credibilidad por los hechos de corrupción. Esta situación tiene un efecto dominó negativo que atraviesa todos los segmentos hasta llegar a los verdaderos artistas de este deporte: los jugadores.

Por lo menos en el Paraguay, hay una crisis de identidad que no sabemos cuál es la nuestra y hacia dónde va nuestro golpeado fútbol. Resulta obvio que precisamos de un golpe efectista de la APF para contagiar optimismo.

Las gradas vacías amenazan con matar de a poco la gallina de los huevos de oro. ¿No le parece?

bmartinez@abc.com.py

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