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La Dirección Nacional de Aduanas tiene dos delegados en la oficina montada en Iquique; un personal administrativo se suma para la atención de expedientes.
Tres personas es un número insuficiente para la atención de los importadores instalados en la zona franca. El equipo de funcionarios tiene que ser reforzado e inclusive ampliarse la jornada laboral los días sábado, tanto en la mañana como en la tarde.
Otra medida que puede resultar importante es definir los feriados que deben respetarse: es muy cómodo tener días libres en festividades de Paraguay y también de Chile.
El resultado es un montón de jornadas sin trabajar con el argumento de que los feriados deben respetarse.
Si están en Chile resulta lógico que las festividades locales se cumplan, pero sumar también las de nuestro país ya constituye un despropósito.
El resultado es alargar la espera de la aprobación de documentos para emprender el largo viaje hacia nuestro país: cada día que se pasa en Iquique tiene un costo muy elevado, tanto para empresas como para conductores independientes.
Iquique es un puerto importante para la economía de Paraguay, buena parte de los productos importados ingresa por esta vía. Una verdadera flota de vehículos se encarga del transporte por tierra.
Entre jueves y sábado, cada día parte un promedio de 35 camiones cigüeña, a esta cifra hay que agregar aquellos vehículos que transportan productos diversos.
Costo del retraso
El retraso de la oficina local de Aduanas tiene un costo tanto económico como en tiempo. Esta situación históricamente fue aprovechada por funcionarios corruptos.
El cobro de “habilitación” obligaba al pago de 150 dólares por recibir carpetas fuera del horario laboral.
Ahora se cortó dicho pago, desde que llegaron los funcionarios Norma Paredes y Enis Duarte, en los primeros días de marzo.
No se cobra en forma ilegal, pero el servicio brindado mientras la “habilitación” era una realidad, tiene que tener el mismo nivel de eficiencia.
Si pagando los papeles estaban con celeridad quiere decir que es posible atender con prontitud a las empresas que llevan productos al Paraguay.
Piden fin de controles
Ante el generalizado reclamo de eficiencia, no faltan aquellos que esperan ganancia en río revuelto.
Las exigencias ya no se limitan a mayor eficiencia, ahora se pide que la oficina de Aduanas se cierre. Augusto Pino y Patricia Bolvarán lideran el reclamo.
Pino argumenta que la delegación en Iquique funciona en forma ilegal porque la Cancillería nacional nunca comunicó oficialmente la instalación de Aduanas en esta ciudad.
“Si la oficina es ilegal no pueden exigirnos nada a nosotros, tiene que cerrarse y los controles deben realizarse exclusivamente en Asunción”, expresó Pino.
Norma Paredes, por su parte, reconoció que la Cancillería no comunicó a Chile del funcionamiento de la delegación de Aduanas.
Cerrar la oficina abre posibilidad de que los contenedores lleguen a nuestro país sin control alguno, con el riesgo de contrabando y una evasión todavía mayor de impuestos.
Aduana de Chile reconoce a la oficina de nuestro país en Chile, pero la formalidad de las comunicaciones también constituye un paso importante.