LOS LECTORES OPINAN

¿La Cueva de Alibabá?

Leyendo el editorial de ABC Color del día 25 de abril, parecería adivinar el pensamiento de muchas personas cansadas de tanta impunidad. Nadie podría expresarlo mejor, al decir que los funcionarios corruptos apartan un pequeño porcentaje de lo robado para su campaña proselitista con el fin de adquirir una banca en el Parlamento para lograr su impunidad, transformándolo en una cueva de ladrones, muy a pesar de los parlamentarios honestos que cada vez son menos.

Ese dinero malhabido es utilizado especialmente a la hora de la selección, especialmente de los senadores, donde ellos se cotizan según el importe que aportan y para ellos están reservados los primeros puestos, eso no es ningún secreto, aunque otros acceden también por popularidad.

En este cambalache, el prontuario de un delincuente acaudalado parecería tener más valor que el currículum de un profesional honesto y sin dinero.

Por donde se lo mire encontramos a los grandes corruptos, algunos confesos como un senador que confesó que fue cómplice por robarle la elección al Dr. Argaña, otros muy calladitos mantienen un perfil muuuy bajo, para poder seguir haciendo sus chanchullos.

Cuando a algunos les indignan los sueldazos que están percibiendo los popes, para ellos, sin embargo, es la platita que le dan a sus queridas para sus gastitos, porque la plata grande viene de otro lado.

Pero allá, en el fondo del túnel (no confundir con la cueva), aparece una persona como Enrique Riera Escudero que tiene la presea de la honestidad, que es una prenda muy rara en una persona pública de la actualidad y es toda una esperanza, que a través del puesto que ocupa en el Consejo de la Magistratura, logre que se vayan cambiando los fusibles quemados de la justicia, empezando por la Corte Suprema.

Juan José Migliore

Sobresueldos

He leído la noticia de que, a propuesta de un diputado (El pueblo tiene el líder que se merece) plantean otorgar sobresueldos a miembros de fuerzas conjuntas. Estas “fuerzas” están compuestas por “parásitos de la sociedad” como es bien sabido por la ciudadanía; es decir, no constituye un descubrimiento. La sencilla razón es que acceden a sueldazos que en nada, absolutamente en nada, benefician al país (especialmente los verdes O), salvo raras excepciones.

Es de público conocimiento de los privilegios que gozan estos cuerpos (exoneraciones varias del servicio público, por ejemplo), cada día aumenta la delincuencia (y en un porcentaje elevado constituido por miembros de esas fuerzas), aumenta la inseguridad, aumentan los crímenes, etc.; amén de que no tenemos ningún resultado positivo hasta la fecha en tantos años en cuanto al supuesto exterminio o captura de los del EPP; muy por el contrario, han acribillado a dos de sus supuestos miembros y se jactan de su crimen y ni son juzgados por ese hecho; sin embargo, cuando alguien elimina a un ladrón que viene a todo, va a la cárcel.

Y este “diputadote”, orondamente, pretende otorgar un sobresueldo del 50% a los policías y militares (claro, no saldrá de su bolsillos sino del nuestro), por no hacer nada allá en el Norte. Estas unidades tienen luego asignados dentro de su presupuesto rubros para los casos de lesiones y muertes en ejercicio de sus labores se entiende y agregarles más ¡Dios mío! ¿En dónde estamos parados? Creo que ese dinero más bien hay que utilizarlo, por ejemplo, aunque resulte redundante, pero en la repetición está la fijación, en educación y salud (escuelas y hospitales o centros de salud que se caen y en algunos casos faltan). No tenemos suficientes agentes de resguardos de bosques y cada día se depredan que da miedo los mismos, lo que tendrá consecuencias nefastas para el futuro. Se debe invertir en caminos (acaba de salir un artículo sobre la falta de caminos en Ñeembucú) e invertir en la pureza de nuestros ríos y lagos. Invirtamos en salir de la informalidad (contrabando).

¡Por favor! Construyamos un país serio y vayamos realmente al “nuevo rumbo”.

Marcial González López