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El Chaco Boreal o Sahara paraguayo
La falta de conciencia ambiental de los productores chaqueños está poniendo en grave riesgo el medio ambiente del Chaco boreal, regado con la sangre de 30.000 valientes soldados paraguayos que perdieron la vida defendiendo el suelo patrio.
A la falta de conciencia ambiental del sector privado, debido al desmedido afán de lucro, a la mentalidad cortoplacista y mercantilista que los domina, se suma la ineficiencia y la corrupción estatal que nada hacen por frenar el grave deterioro del medio ambiente chaqueño, denunciado día a día por organizaciones internacionales como la FAO, medios de prensa, publicaciones especializadas como la revista Science y centros académicos como la Universidad de Maryland.
Debe tenerse en cuenta que el suelo del Chaco, aparte de ser muy erosionable se caracteriza por la presencia de sal, que juntos al uso inadecuado lo puede convertir en el corto plazo en un desastre ecológico llamado desierto o Sahara paraguayo.
La bióloga paraguaya de fama internacional, María Fátima Mereles (botánica, profesora, curadora y exploradora), especializada en la flora del Paraguay, PhD en Botánica en la Universidad de Ginebra, analiza este grave deterioro en un paper del año 2005, titulado “Una aproximación al conocimiento de las formaciones vegetales del Chaco Boreal del Paraguay”, en los siguientes términos:
“La vegetación del Chaco Boreal está siendo modificada muy rápidamente, lo que se ha acentuado en los últimos cinco años de la última década pasada; las perspectivas de conservación en el futuro no son muy alentadoras, debido a la falta de implementación de un ordenamiento territorial, a pesar de que las bases técnicas ya están elaboradas.
Las principales amenazas son: la erosión eólica, la salinización de los suelos y las aguas, producto del represamiento de las mismas por los propietarios privados y obviamente la deforestación, lo que traerá como resultado la desertificación de aquellas áreas de riesgo en el territorio.
Otra de las amenazas es la pérdida de sus maderas de mucho valor, como el palo santo, el quebracho colorado, además de otras, las que son exportadas sin ningún control de diámetro mínimo, así como la pérdida de hábitat por la sobreextracción de leño para la fabricación del acero, por parte de algunas comunidades indígenas de la región chaqueña.
Naturalmente, el área más afectada es la del Chaco semiárido (asentamiento de las Colonias Menonitas y el área de las dunas y del cerrado), en donde los paleo cauces han sido modificados para el cultivo de especies forrajeras; sin embargo, es de destacar que en los últimos cinco años, gracias a la concienciación de los coloSaharaos menonitas, la deforestación ha disminuido entre un 5 y 14% en estas áreas. Sin embargo, en el departamento del Alto Paraguay, área del bosque xerófilo denso, el proyecto hidrovía Paraguay-Paraná ha creado mucha expectativa en los inversionistas, los que están realizando una deforestación masiva con la intención de cultivar la soja, y sacar el producto por dicha hidrovía.
Finalmente, los palmares han sido modificados ancestralmente por los ganaderos, motivo por el cual grandes áreas se encuentran invadidas por espinillos y viñales, entre otras; a esto se suma la industrialización de la base del peciolo de sus hojas (cogollos), lo que a menudo se realiza sin ninguna práctica de manejo”.
Claudelino Cabrera Mongelós
Damnificados
El tema de los damnificados por la inundación es una cuestión recurrente y gracias a la degradación ambiental, el cambio climático seguirá siendo cada vez peor. ¿Cuándo será que el Gobierno finalmente se ponga las pilas para implementar un plan de reubicación serio para disminuir el número de damnificados?
Estas personas están ubicadas en zonas que son inundables. Ya sabemos lo que les pasa cuando sube el río. ¿Cuánto dinero se ahorraría el Estado si invirtiera en un plan de reubicación serio, en vez de múltiples parches cada año? La ciudadanía tiene que entender esto y exigir los cambios necesarios a los gobernantes, que generalmente prefieren aprovechar la solución para realizar proselitismo en vez de impulsar cambios reales y sustentables.
Juan Ramón Ayala