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Fidelino Arias, uno de los productores de la zona, dijo que se debería tener en cuenta que una sola camionada de cajas de tomates que ingresa de forma ilegal perjudica a casi una semana de producción. Por eso, lamentan que debido al ingreso ilegal de tomates, ellos deben bajar el precio de sus productos por temor a no vender y que la pérdida sea mayor.
En la compañía Potrero cosechan por semana lo suficiente como para 2.600 cajas, que se comercializan a G. 40.000 la caja (de unos 20 kilos), pero para tener ganancias necesitan una cotización de G. 60.000 por caja, explicaron. De todas formas, temen que los precios sigan bajando, como ocurre desde hace tres años a causa justamente del contrabando. Los tomateros piden además al Gobierno asistencia técnica, financiera y de mercadeo, porque creen que con eso fácilmente se podría cubrir la demanda local, pero los entes responsables hacen caso omiso a los productores de este distrito, afirman.
Los productores mencionaron que venden sus tomates gracias a las amistades que tienen, pero que no lo hacen a precio justo. Por todo lo que están pasando, dijeron que piensan movilizarse esta semana.
En cuanto a las necesidades más urgentes que tienen, dijeron que la mayoría no cuentan con agua potable, y que solo reciben la ayuda de la Municipalidad local, que no da abasto. Además, la mayoría realiza la plantación al aire libre. Solo algunos fueron beneficiados con los invernaderos que aportó la Municipalidad local.