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Desde tiempo atrás, ambientalistas y políticos de oposición al gobernador de la provincia de Formosa, Gildo Insfrán, vienen asegurando que una de las opciones más probables para la instalación del reactor CAREM es en las cercanías de Pilar, Paraguay; lo que convertiría en conejillo de indias a los habitantes de todo el Ñeembucú.
La repentina decisión de invertir en el pavimento de una zona despoblada de Formosa aumenta las sospechas sobre las verdaderas intenciones del gobierno de la provincia vecina.
Con una tímida reacción de la mayoría de los formoseños y los paraguayos (con excepción de los pobladores de Pilar), la aventura nuclear de los vecinos sigue viento en popa.
Aparentemente, la movilización y el rechazo de los pilarenses no tienen significación para las autoridades, fundamentalmente para la Cancillería paraguaya que se muestra más proclive a repetir los argumentos de los argentinos antes que tomar en cuenta la preocupación de los nacionales basada en los catastróficos accidentes de Chernóbil y Fukushima.