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Postrado en la cama de su residencia, el exmilitar totalitario de 89 años esperará la apertura del juicio por genocidio ordenado por el Tribunal B de Mayor Riesgo, el mismo que validó los exámenes médicos que revelaron que sufre trastornos mentales.
“Estamos listos para entrar al nuevo debate, los testigos y testigas (sic) han manifestado que ellos quieren volver a declarar sobre las matanzas”, dijo Juan Francisco Soto, director del querellante Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (Caldh).
En agosto pasado, los jueces a cargo del caso decidieron celebrar el juicio a puerta cerrada, sin prensa y solo con la presencia de familiares de víctimas. De ser condenado, Ríos Montt evitaría la cárcel y tendría que cumplir medidas de seguridad adecuadas a su deteriorada condición de salud, como reclusión en un hospital o su residencia.
El dictador fue sentenciado a 80 años de prisión en 2013 por genocidio, pero la Corte de Constitucionalidad, máxima instancia judicial de Guatemala, anuló el fallo por errores procesales y ordenó realizar otro juicio.
“Si ya se probó una vez que se cometió genocidio, lo volveremos a probar en este nuevo juicio”, agregó Soto.