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Sofás, armarios, puertas y pedazos de cama lanzadas desde la edificación fueron usadas por las familias desalojadas en respuesta a los gases lacrimógenos de la Policía y el estopín, lo que generó fuertes disturbios en el centro de la ciudad durante unas cinco horas.
La tropa de elite de la Policía Militarizada (PM) del Gobierno de São Paulo fue la encargada de cumplir con el desalojo del hotel, que estaba abandonado desde hace una década y que fue ocupado hace cuatro meses por 200 familias del Frente de Lucha por Morada (FLM), una organización de personas sin techo.
El desalojo fue ordenado por la jueza civil María Fernanda Belli a pedido de la empresa propietaria del inmueble, Aquarios Hotel Limitada.