Ola de suicidios obliga pesquisas

TORONTO (EFE). El aparente suicidio de un soldado canadiense veterano de Afganistán, el cuarto en una semana, ha puesto de manifiesto en Canadá la herencia del conflicto del país asiático y ha puesto en tela de juicio el tratamiento que Ottawa da a los militares con problemas psicológicos.

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Las autoridades militares canadienses confirmaron ayer que están investigando la muerte del cabo mayor Sylvain Lelièvre, de 46 años de edad, que apareció muerto el lunes en su vivienda en la base militar de Valcartier, en la provincia de Québec.

La muerte de Lelièvre se suma a las del suboficial Michael McNeil, el cabo mayor William Elliott y el cabo de artillería Travis Halmrast, todos veteranos de Afganistán que se suicidaron en la última semana en distintos puntos del país y que sufrían trastornos por estrés postraumático (TEPT). Esta sucesión de muertes ha causado consternación en Canadá, un país orgulloso del importante papel representado por sus militares en pasados conflictos, proporcionalmente muy superior a su población, y el tratamiento que los veteranos de Afganistán reciben del Gobierno del primer ministro, Stephen Harper.

Según datos del Ministerio de Defensa, desde que Canadá inició su misión en Afganistán en 2002 en apoyo de la invasión estadounidense del país, unos 40.000 soldados han servido en el país asiático.

En total, el país ha perdido 158 soldados en Afganistán, más que ningún otro país, excepto Estados Unidos y el Reino Unido. Además, 635 fueron heridos en acción y otros 1.436 tuvieron lesiones no relacionadas con combates. En su primera declaración pública sobre la serie de suicidios, Harper dijo ayer en el Parlamento que todo el mundo tiene la responsabilidad de animar a los militares canadienses que sufren trastornos por estrés traumático a que busquen el tratamiento que facilita el Ministerio de Defensa canadiense.

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