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Según la reglamentación, el uso de teléfonos móviles “provoca falta de atención y es visto como signo de desinterés y falta de compromiso con la tareas de vigilancia”.
La disposición alcanza a policías y también a los efectivos del servicio penitenciario.
El Gobierno catamarqueño busca que el personal policial “esté atento, predispuesto, proactivo y presto a anticiparse a la comisión de una contravención, delito o motín”, y considera que el teléfono conspira contra ello.
“La atención dispensaba por los agentes a sus celulares genera sentimientos de rechazo, enojo y hasta fastidio por parte del ciudadano y de los internos (encarcelados) que reclaman protección y cuidado”, sostiene el texto de la reglamentación.
Catamarca se suma así a otras provincias argentinas, como Córdoba (centro) y Salta (norte) donde también se han dispuesto medidas restrictivas similares para mejorar la seguridad.