Secretismo absoluto sobre salud de Chávez

CARACAS (EFE). El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cumplió ayer una semana en La Habana, adonde viajó para someterse a un tratamiento especial relacionado con la recuperación de su cáncer, mientras en Venezuela simpatizantes y detractores observan divididos el silencio del gobernante.

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Elevando oraciones y esperándolo con fe, seguidores del líder socialista creen que está descansando para volver “repotenciado” al país, mientras que ciudadanos opositores denuncian el “hermetismo” que envuelve su enfermedad y elucubran sobre la gravedad del cáncer que le fue detectado hace un año y medio en Cuba.

El pasado 15 de noviembre fue la última vez que los venezolanos vieron a Chávez. En aquella ocasión encabezó un consejo de ministros en el palacio de Miraflores.

Y, con más hermetismo del habitual, no se ha difundido ninguna imagen suya desde que llegó a la isla.

El vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, ha sido prácticamente el único vocero autorizado para hablar del estado de salud de Chávez y ha asegurado que está “muy bien” y “pendiente” de todos los actos de Gobierno.

“Un paciente con cáncer no luce así. Se le ha visto el efecto de esteroides, pero está muy enérgico, muy fuerte. Pudo haber utilizado su enfermedad como mentira para ganar las elecciones”, opina una comunicadora social.

En su columna semanal, el escritor Alberto Barrera ironizó el domingo sobre las mil y una teorías que los venezolanos manejan estos días: “Se ha dicho que jamás se curó”, “que el tumor volvió a aparecer en sus caderas”, que su enfermedad es un “disfraz” para viajar a Cuba y “asesorar a las FARC en las negociaciones de paz”.

O “que su enfermedad solo es un guión de Fidel y que cuando Chávez va a Cuba, los dos se sientan al borde de una alberca, en una soleada casa de El Vedado y pasan horas carcajeándose, leyendo las diferentes noticias, tomando mojitos y muriéndose de risa”.

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