Sólidas convicciones y un perfil muy humano del papa Francisco

Continuando con los relatos extraídas del libro “El Jesuita”, de Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, en que se narra la historia de Jorge Mario Bergoglio, transcribimos diversas declaraciones del hoy papa Francisco sobre diversos temas sensibles dentro de la Iglesia Católica.

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Nueva evangelización

“La Iglesia, por venir de una época en que el modelo cultural la favorecía, se acostumbró a que sus instancias fueran ofrecidas y abiertas para el que viniera, para el que nos buscara. Eso funcionaba en una comunidad evangelizada. Pero en la actual situación, la Iglesia necesita transformar sus estructuras y modos pastorales orientándolos de modo que sean misioneros. No podemos permanecer en un estilo clientelar que, pasivamente, espera que venga el cliente, el feligrés, sino que tenemos que tener estructuras para ir hacia donde nos necesitan, hacia donde está la gente, hacia quienes deseándolo no van a acercarse a estructuras y formas caducas que no responden a sus expectativas ni a su sensibilidad. Tenemos que ver, con gran creatividad, cómo nos hacemos presentes en los ambientes de la sociedad haciendo que las parroquias e instituciones sean instancias que lancen a esos ambientes. Revisar la vida interna de la Iglesia para salir hacia el pueblo fiel de Dios. La conversión pastoral nos llama a pasar de una Iglesia reguladora de la fe a una Iglesia transmisora y facilitadora de la fe”.

Divorciados en la Iglesia

–¿Qué les diría a los divorciados que están en una nueva unión?
–Que se integren a la comunidad parroquial, que trabajen allí porque hay cosas en una parroquia que las pueden hacer ellos. Que busquen ser parte de la comunidad espiritual, que es lo que aconsejan los documentos pontificios y el Magisterio de la Iglesia. El Papa señaló que la Iglesia los acompaña en esta situación. Es cierto que a algunos les duele no poder comulgar. Lo que hace falta en estos casos es explicarles bien las cosas. Existen casos en que esto resulta complicado. Es una explicación teológica que algunos sacerdotes exponen muy bien y la gente entiende.

Aborto y derechos de la mujer

–La batalla contra el aborto la sitúo en la batalla a favor de la vida desde la concepción. Esto incluye el cuidado de la madre durante el embarazo, la existencia de leyes que protejan a la mujer en el posparto, la necesidad de asegurar una adecuada alimentación de los chicos, como también el brindar una atención sanitaria a lo largo de toda una vida, el cuidar a nuestros abuelos y no recurrir a la eutanasia. Porque tampoco debe submatarse con una insuficiente alimentación o una educación ausente o deficiente, que son formas de probar de una vida plena. Si hay una concepción que respetar, hay una vida que cuidar.
–Muchos dicen que la oposición al aborto es una cuestión religiosa.

–¡Que va!… La mujer embarazada no lleva en el vientre un cepillo de dientes; tampoco un tumor. La ciencia enseña que desde el momento de la concepción el nuevo ser tiene todo el código genético. Es impresionante. No es, entonces, una cuestión religiosa, sino claramente moral con base científica, porque estamos en presencia de un ser humano.

–¿Pero la graduación moral de la mujer que aborta es la misma que la de quien la practica?
–No hablaría de graduación. Pero sí, a mí me da mucho más no digo lástima, sino compasión, en el sentido bíblico de la palabra, o sea, de compadecer y acompañar, una mujer que aborta por vaya uno a saber qué presiones, que aquellos profesionales –o no profesionales– que actúan por dinero y con una frialdad única. […] Esa frialdad contrasta con los problemas de conciencia, los remordimientos que, al cabo de unos años, tienen muchas mujeres que abortaron. Hay que estar en el confesonario y escuchar esos dramones, porque saben que mataron a un hijo.

Educación sexual

“La iglesia no se opone a la educación sexual. Personalmente, creo que debe haberla a lo largo de todo el crecimiento de los chicos, adaptada a cada etapa. En verdad, la Iglesia siempre impartió educación sexual, aunque acepto que no siempre lo hizo de un modo adecuado. Lo que pasa es que actualmente muchos de los que levantan las banderas de la educación sexual la conciben separada de la persona humana”.

Cocina

–¿Cocina actualmente?
–No, no tengo tiempo. Pero cuando vivía en el colegio Máximo, de San Miguel, como los domingos no había cocinera, yo cocinaba para los estudiantes.

–¿Y cocina bien?
–Bueno, nunca maté a nadie…

Ping pong de preguntas y respuestas.

–¿Cómo se presentaría ante un grupo que no lo conoce?
–Soy Jorge Bergoglio, cura. Es que me gusta ser cura.
–¿Un lugar en el mundo?
–Buenos Aires.

–¿Una persona?
–Mi abuela.
–¿Cómo prefiere enterarse de las noticias?
–Leyendo los diarios. La radio la enciendo para escuchar música clásica.

–Viaja mucho en el subterráneo; ¿es su transporte predilecto?
–Lo tomo casi siempre por la rapidez, pero me gusta más el colectivo, porque veo la calle.
–¿Tuvo novia?
–Sí. Formaba parte de la barra de amigos con la que íbamos a bailar.
–¿Por qué finalizó el noviazgo?
–Descubrí mi vocación religiosa.
–¿Tiene algún familiar que también abrazó la vocación religiosa?
–Sí, el hijo de mi hermana Marta. Es sacerdote jesuita como yo.
–¿Alguna afición?
–De joven coleccionaba estampillas. Ahora, leer, que me gusta mucho, y escuchar música.
–¿Una obra literaria?
–La poesía de Hölderlin me encanta. También, muchas obras de la literatura italiana. I promesi sposi habré leído cuatro veces. Otras tantas, La Divina Comedia. Me llegan Dostoievsky y Marechal.
–¿Borges? Usted lo trató.
–¡Ni qué decir! Además, Borges tenía la genialidad de hablar prácticamente de cualquier cosa sin mandarse la parte.
–Borges era agnóstico.
–Un agnóstico que todas las noches rezaba el Padrenuestro, porque se lo había prometido a su madre y que murió asistido religiosamente.
–¿Una composición musical?
–Entre las que más admiro está la obertura Leonera Nº 3 de Beethoven en la versión de Furtwängler, que es, a mi entender, el mejor director de algunas de sus sinfonías y de las obras de Wagner.
–¿Le agrada el tango?
–Muchísimo. Es algo que me sale de adentro. Creo conocer bastante de sus dos etapas.
–¿Sabe bailarlo?
–Sí. Lo bailé de joven, aunque prefiero la milonga.
–¿Su deporte preferido?
–De joven, practicaba el básquet, pero me gustaba ir a la cancha a ver fútbol. Íbamos toda la familia, incluida mi mamá, a ver a San Lorenzo, el equipo de nuestros amores; mis padres eran de Almagro, el barrio del club.

Nombramiento

–[Después de una conversación, el Nuncio] “me informa: “¡Ah!… Una última cosa… Fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires, y la designación se hace pública el 20…”. Así nomás me lo dijo.
–¿Y cuál fue su reacción?
–Me bloqueé. Como señalé antes, como consecuencia de un golpe, bueno o malo, siempre me bloqueo.

[…]
–Por lo menos, díganos qué sentía cuando veía su nombre entre los grandes candidatos a Papa… [sobre el cónclave del 2005].

–Pudor, vergüenza. Pensaba que los periodistas estaban locos.

Dolor y resentimiento

“El dolor, que es también otra llaga, es a campo abierto. El resentimiento es como una casa tomada, donde vive mucha gente hacinada que no tiene cielo. Mientras que el dolor es como una villa donde también hay hacinamiento, pero se ve el cielo. En otras palabras, el dolor está abierto a la oración, a la ternura, a la compañía de un amigo, a mil cosas que a uno lo dignifican. O sea, el dolor es una situación más sana. Así me lo dicta la experiencia”.

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