Las 16 cárceles del país están abarrotadas con 12.648 presos

Las 16 cárceles para adultos del Paraguay amanecerán hoy con un total de 12.648 reclusos, entre hombres y mujeres, pese a que la capacidad total de nuestro sistema penitenciario es de solo 6.803 presos. Los reclusorios de Tacumbú, Emboscada y Ciudad del Este son los más abarrotados. Las autoridades consideran la situación como una “bomba de tiempo”.

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Excepto el penal La Esperanza, situado al lado de Tacumbú y que alberga solamente a condenados, todos los otros establecimientos penitenciarios para adultos del país están literalmente colapsados.

Justamente, en Tacumbú, Emboscada y Ciudad del Este, al menos tres internos ocupan un espacio destinado solo para uno, aunque casi la misma situación se vive en el Buen Pastor.

El hacinamiento en los reclusorios se fue agudizando nuevamente en los últimos meses, principalmente, debido al ingreso masivo de presos a diferencia de las órdenes de libertad concedidas por los jueces.

En la penitenciaría nacional, por ejemplo, los lunes ingresan un promedio de 30 nuevos reos, y el resto de la semana el índice diario se mantiene en unos 25.

Sin embargo, en lo días en que más presos recuperan su libertad no se reportan más de seis casos, lo que deja un déficit de al menos 20 reclusos nuevos cada día.

A la crítica situación de nuestro sistema penitenciario, también hay que sumarle las deplorables condiciones en las que se encuentran las cárceles, que prácticamente no tienen un régimen de clasificación específico de los 89 internos con enfermedades mentales, los 50 portadores del sida o los 136 con tuberculosis.

Del total de los convictos en el país, 461 son extranjeros, la mayoría de ellos capturados por casos relacionados con drogas.

Una probable solución para descomprimir el hacinamiento sería la construcción de más cárceles o una de gran capacidad, como siempre se mencionó que se podría levantar en el Chaco.

Sin embargo, la propia ministra de Justicia, Sheila Abed, lamentó el miércoles último, a la salida del Palacio de Gobierno, el hecho de no contar con recursos suficientes para habilitar más presidios modernos y confortables.

También recordó que, por lo menos, se necesitan 60 millones de dólares para concretar el proyecto, que constituye de momento una gran frustración para su gestión, según admitió.

Controlados por la Policía

El director general de Establecimientos Penitenciarios y Centros Educativos, Artemio Vera, por su parte, sugirió como una probable opción para descomprimir el hacinamiento las tobilleras o pulseras electrónicas para los considerados delincuentes primarios.

Este target abarca los procesados por prestación alimentaria, hurto simple o tentativa de hurto, por ejemplo, o para los considerados no tan peligrosos.

Dijo que la aplicación de esta medida no es difícil y que, eventualmente, la Policía quedaría a cargo del monitoreo electrónico de los procesados.

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