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Aquella tarde el ingeniero fue sacado a la fuerza de su casa, alzado en su propio vehículo y obligado a retirar dinero de varios cajeros automáticos antes de ser liberado totalmente golpeado en la zona de Itauguá, donde justamente se desarrolló la operación policial.
La otra víctima del plagio fue la empleada doméstica del ingeniero, Sonia Elizabeth Rodríguez Lobo, de 40 años. Llamativamente, cuando los criminales soltaron al ingeniero no hicieron lo mismo con la empleada, lo que levantó sospechas.
La mujer también está presa. El detenido de ahora es su expareja.