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Un promedio de siete personas por día ingresaban a la cárcel de Tacumbú por denuncias de violencia familiar. Este dato fue confirmado por el director del reclusorio, Jorge Fernández.
El funcionario estatal recalcó que tras el endurecimiento de la ley sobre este hecho, que actualmente es un crimen, impide que los procesados sean beneficiados con medidas alternativas por lo que indefectiblemente son encarcelados como mínimo por seis meses.
A raíz de esto, actualmente el 25% de la población de Tacumbú son procesados por violencia familiar, luego están los que fueron detenidos por distribución de drogas, especialmente crack, y por último los investigados por robo agravado o asalto a mano armada. Cabe mencionar también que de los 4.163 internos del penal mayor de nuestro país, solo 956 están condenados.
Otro dato alarmante del presidio, es que en los últimos meses también aumentó la cantidad de pasilleros, como se denomina a los reclusos que no tienen celdas, por lo que deambulan por los corredores, duermen en el piso y sobreviven robando a los demás presos, lo que genera constantes peleas, que fueron el origen de las muertes a puñaladas de cuatro de ellos entre los meses de abril y mayo, señalaron.
Con el alarmante nivel de hacinamiento, unos 900 pasilleros recorren en grupos y armados los recovecos del penal poniendo en peligro la integridad de los demás reclusos.
A partir del cierre temporal de Tacumbú, las autoridades habilitaron nuevamente la penitenciaría de Emboscada para albergar a todos los detenidos y procesados en Asunción y Central. Pese a que la capacidad de todas las cárceles del país está rebasada, hasta el momento el Ministerio de Justicia no ha iniciado los trámites para la construcción de nuevos presidios, para dar una solución definitiva al drama social.