“Donde hay arte, la gente es diferente”

Laura Carles (45) es una trabajadora incansable del mundo de la danza nacional. Soñando con el arte, pero consciente de la realidad social, se encuentra organizando el festival solidario llamado Mujer valiente, para ayudar a mujeres que sufren cáncer de mama.

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“Se suele creer que nuestro ambiente es frío, que los artistas vivimos solo para lo nuestro. Por eso, desde el año pasado pensé en involucrarme más en lo social”, dice Laura, de imagen impecable siempre. Así, el año pasado inició con sus pequeñas alumnas visitas a centros de atención humanitaria: “Fuimos a Casa Cuna y también a Rocío Róga. Las nenas vieron a otros niños como ellas, pero con leucemia, salían llorando y a la vez felices por la experiencia de acercarse; tuvieron sentimientos encontrados, crecieron vivencialmente. Yo no tengo mucho para dar; solo estos pequeños gestos”, apunta. La escuela de danzas Laura Carles tiene niñas (y algunos niños) desde 7 años hasta adolescentes y señoras. El festival se realizará este 6 de junio, a las 20:00, en la Alianza Francesa.

“Aunque Mujer valiente nació por las mujeres con cáncer de mama, este año vamos a recaudar fondos para una niña que sufre leucemia. Estamos ultimando detalles del ‘Todos bailamos por Emma’. Emma acá ya no recibe atención médica; ella está en el exterior. Queremos que, además de padres y alumnos, se sumen todos los que quieran colaborar con sonido, entradas, luces...; lo que se pueda. Nosotros ponemos actuación, vestuario y un audiovisual que estamos preparando” (contacto 0981-432 708). Los dolorosos y cada vez más casos de enfermedades crónicas y terminales están volviendo más crítica a la sociedad sobre la urgencia de políticas e inversión en salud pública.

“Ayer salí a comer con mi familia; en el restaurante había una pareja que cantaba, recorriendo cada mesa, para juntar dinero porque su nene tenía cáncer. Inmediatamente, pensé: ¿y si hago algo para ayudarlos? Pero no puedo con todos. Siento que mi entusiasmo choca en un mundo cada vez más difícil”, comenta.

Como maestra, Laura quiere además forjar un corazón solidario en sus alumnas desde muy temprano. “En este tipo de festivales no hay competencia ni premios, sino dar lo mejor de uno como persona, y, por supuesto: el aplauso del público para el artista es lo máximo. Donde hay arte, la gente es diferente”, afirma.

Una vida para la danza

Como toda persona volcada de lleno al arte, el currículum de Laura Aguilera Crosa de Carles, nacida en Asunción, narra sus esfuerzos y logros. “Bailo desde los 3 años, pero no tuve tanto apoyo de mis padres respecto al baile al terminar el colegio. Así que les di el gusto, y estudié Administración de empresas. Un año después de conseguir ese título, me recibí de Profesora Superior de Danza Paraguaya. Trabajé varios años en un banco, y cuando pude hacer lo que yo quería, abracé la danza por completo”, cuanta.

Laura estudió con destacados profesores paraguayos, como Mary Carmen Ávila, Perla Bonnin, Luis Calderini, entre otros, como también con profesores extranjeros. Representó al Paraguay en varias competencias artísticas en el exterior. Su calidad profesional cobró popularidad en programas televisivos como Rojo y Baila conmigo. En el 2009 creó su academia de danza, con su nombre de casada. “Pero esa casa fue un regalo de mi papá: él y mi mamá hoy son mis primeros fans”, reconoce.

Laura dice que el éxito como emprendedora tiene base en la felicidad familiar. “Amo a mis padres profundamente; soy mimada: con ellos, siendo una nena de 12 años, y para mis hermanos, ‘la hermanita’. Jamás he pensado, por ejemplo, en irme a vivir a otro país mientras mis padres estén vivos”, señala.

Por otro lado, cumplió 22 años de matrimonio. “Con mi esposo nos llevamos muy bien, nos respetamos mucho. Él no tiene nada que ver con la danza, pero es mejor que le guste –resalta con humor–, porque nuestras hijas (Florencia, 19; Ximena, 15; y Agustina, 8) son unas superbailarinas”, cuenta. Las Carles Aguilera heredaron la pasión por el baile, y cada una representa su generación: “Giros, piruetas que a mí me costaron muchísimo, que Florencia logró con esfuerzo, a Agu le salen naturalmente”, relata.

Laura se define trabajólica, y quiere días de 48 horas. “Soy aceleradísima. Siempre creo que hay algo más que mejorar. Creo que el hecho de ser mamás nos hace generar constantemente. Hace mucho que no me tomo vacaciones. Debería. Trabajar una academia de danza en Paraguay no es fácil, no hay demasiados profesores especializados; yo tengo la suerte de tener un plantel excelente”, reconoce.

Acerca de su personalidad, cuenta: “Soy complicada, perfeccionista, tengo mis explotes como todo el mundo, pero soy buena gente. No me gusta hablar mal de nadie ni meterme en líos, y espero lo mismo de los demás”.

El sueño profesional que le ronda la cabeza y el corazón es hacer un programa de danza para niños en la televisión. “Los chicos de hoy vuelan, me encantan e inspiran”, dice.

¿Bailás todavía? “No bailo como antes, pero me cuido físicamente. Animo a la gente a que baile: no importa cuántos años tenga, no hay edad para bailar, porque no hay edad para sentirnos bien. En mis clases, detrás de las nenas, vienen las mamás, y hasta las abuelas. Eso es genial, liberador y saludable. La danza, sin discusión, es una de las maravillas del mundo”, concluye.

lperalta@abc.com.py

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