Obispos del Paraguay expresan solidaridad con Mons. Livieres

La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) expresó ayer su solidaridad con el obispo de Encarnación, Mons. Jorge Livieres Banks, acusado de coacción y abuso sexual por un grupo de jóvenes. Los obispos expresaron su indignación ante una supuesta campaña llevada a cabo por algunos medios de comunicación social. De persecución programada, con ensañamiento fanático y vergonzoso trataron los obispos las denuncias. Aseguraron que se pretende confundir a la opinión pública y que el tratamiento informativo es inescrupuloso además de infamante. Para los obispos, la justicia ha actuado con normalidad hasta hoy día dentro de la legislación vigente. A continuación, la transcripción in extenso del documento dado a conocer ayer.

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‘‘Nos hemos reunidos en la 169ª asamblea plenaria ordinaria de la Conferencia Episcopal Paraguaya para deliberar detenidamente sobre algunos aspectos de nuestra vida eclesial como lo hacemos en nuestras asambleas ordinarias. Entre estos temas hemos tratado uno muy doloroso para la Iglesia y para el obispo de Encarnación, monseñor Jorge Livieres Banks.

Conocemos su trayectoria como obispo, su testimonio de vida y dedicación a la Iglesia. Por eso, nos indigna profundamente la campaña desatada contra Mons. Livieres llevada a cabo por algunos medios de comunicación social durante algunos meses. Esa campaña se ha propuesto destruir la fama y la persona misma del obispo de Encarnación y dañar a toda la Iglesia. No nos sorprenda que esto suceda en coincidencia con campañas similares en distintos países del mundo, siempre con la finalidad de denigrar a las instituciones, en este caso a la Iglesia.

La persecución programada, con un ensañamiento fanático y vergonzoso, que pretende confundir a la opinión pública e interferir en el proceso normal de las instancias judiciales, es un tratamiento que resulta, por sus modos sin escrúpulos, categóricamente inaceptable. Como más de una opinión sensata ha hecho notar en estos días, la inexplicable actitud, a más de infamante, ha terminado por dañar gravemente la misión y la propia credibilidad de los medios de comunicación social.

En estos meses transcurridos, decisiones judiciales importantes han desestimado las demandas que se han presentado contra Mons. Livieres Banks. Esas decisiones se han producido dentro de la normalidad de la legislación vigente.

Por las razones y consideraciones que anteceden, queremos manifestar una vez más nuestra solidaridad con nuestro hermano obispo que sufre con la Iglesia. Consideramos injusto el sufrimiento que se la ha infligido y le aseguramos nuestra fraternidad. Al mismo tiempo, es injusto el sufrimiento causado a todo el cuerpo eclesial, particularmente a la diócesis de Encarnación, usando el arma del escándalo.

En este momento sentimos la necesidad de expresar con claridad cuanto sigue:
1. La Conferencia Episcopal Paraguaya es la expresión del afecto y del espíritu colegiales de la actividad colectiva y orgánica del episcopado paraguayo al servicio del pueblo d Dios. Tiene por objeto conseguir el mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombre y las mujeres del país” (Art. 1º de los estatutos de la CEP). Los obispos no somos jueces de otro obispo; respetamos de esta manera las instancias jurídicas correspondientes para estos casos. Pero sí juzgamos indispensable ayudarnos y corregirnos fraternalmente y buscar los remedios para sanar las heridas causadas por nosotros a los demás o de los otros a los pastores y fieles, ya que somos miembros de una misma Iglesia que recibe “en su propio seno a los pecadores, santa al mismo tiempo que necesitada de purificación constante, busca sin cesar la penitencia y la renovación” (Lumen Gentium, 8).

2. Toda persona tiene derecho de ser respetada en su buena fama. Se la presume inocente hasta que sea declarada culpable. Y nadie tiene las atribuciones de difamar impunemente a su semejante. Por eso mismo, no se acepta que la integridad de la persona sea mancillada con acusaciones e interpretaciones difamatorias.

3. Los medios de comunicación social están llamados a servir siempre a la verdad; sin embargo, a veces algunos son utilizados como instrumentos de propaganda y desinformación al servicio de intereses estrechos, de prejuicios premeditados, de avidez material o de falsas ideologías de tendencias diversas. Ante las presiones que empujan a la prensa a tales errores, es imprescindible resistir, ante todo por parte de los propios hombres y mujeres de los medios, pero también de la Iglesia y otros grupos responsables.

4. Todo esto debe llevar a la Iglesia en su totalidad a reflexionar sobre la autenticidad de sus actos. A todos nos corresponde pensar seriamente sobre qué sociedad y qué Iglesia estamos construyendo. Pero también los medios de comunicación social deben revisar críticamente su misión. Recordamos las palabras del papa Juan XXIII, quien defendió el derecho de “buscar la verdad libremente y, dentro de los límites del orden moral y del bien común, manifestar y difundir las propias opiniones” (Pacem in terris, 12).

En este tiempo de cuaresma hacemos un llamado a todos los fieles para que revisen su adhesión al Señor resucitado y a su Iglesia, recodando sus propias palabras: “Conviértanse porque el reino de Dios está cerca. Acepten las buenas noticias” (Mc. 1,15). Este momento de gracia nos lleva a convertirnos a Él y a nuestros hermanos. El camino para ellos es el sincero arrepentimiento de aquellos actos que rompieron nuestra amistad con Dios y con los demás.

A nuestra Señora de los Milagros de Caacupé y a nuestros santos mártires del Paraguay, Roque González de Santa Cruz y compañeros, encomendamos la protección de todos los que habitamos este bendito suelo. Que ellos nos obtengan la fuerza dinamizadora de la esperanza para construir un Paraguay mejor’’, concluye el documento y firman los obispos del Paraguay.
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