Coro Papal deslumbró, pero se desintegraría

El coro de 544 voces que acompañó en Ñu Guasu la misa que presidió el papa Francisco fue otro de los puntos altos de la visita del Pontífice a nuestro país. Hoy está entre el dilema de la continuidad o la desintegración. Los integrantes se reunieron ayer para recordar la actuación del domingo pasado y compartir de nuevo la experiencia vivida.

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El Coro Papal demostró el pasado domingo 12 de julio profesionalismo y sincronización y ayudó a la participación en la misa que presidió el papa Francisco en Ñu Guasu. Había sido convocado hace tres meses, tras oficializarse la visita del Pontífice a nuestro país.

A partir de ese momento, se comenzó con el casting para la selección de los integrantes. Cerca de 2.000 personas se presentaron para la audición y quedaron 544 voces, que todos los sábados y domingos ensayaban bajo la dirección del maestro Enrique Alfonso, en el Seminario Metropolitano. Entre los seleccionados figuraron personas de todas las edades y de diferentes localidades, cercanas y lejanas, inclusive de Formosa, Argentina. Los integrantes hicieron un gran sacrificio para perseverar en los ensayos.

El primer desafío, su debut en sociedad, fue aquel 5 de junio, cuando actuaron en el estadio de los Defensores del Chaco, a pocos días de la venida del sucesor del Pedro. Aquella noche ya demostraron que iban a estar a la altura de los acontecimientos.

Y llegó el día esperado. Cuando el Papa se acercaba a Ñu Guasu, ya las voces ambientaban el ambiente y maravillaban a los fieles presentes, que se sumaron a los cantos, ya que el coro interpretó canciones conocidas por la feligresía.

El Coro Papal estuvo a la altura de las exigencias y hoy está ante el dilema de continuar o desintegrarse. Para la Iglesia y la gente, es admirable como surgió y se autosustentó. Sus miembros colaboraron para la confección de las partituras, de los libros de cantos y hasta pagaban el alquiler de las sillas que utilizaban en el Seminario Metropolitano. Toda la preparación fue a puro pulmón. Hubo también otras colaboraciones.

Cuando actuaron en Ñu Guasu, se trasladaron en 12 buses, dos de los cuales llevaron los instrumentos. Hoy tienen invitaciones para actuar en otros acontecimientos, pero el trasladado tiene sus costos.

Ayer, los integrantes, al igual que en otras ocasiones, se reunieron en el Seminario Metropolitano para volver a mirar la misa en la que sobresalieron con la animación. Para muchos, el encuentro de ayer ya significaría la despedida, salvo que surjan instituciones que destinen fondos para que los mismos puedan continuar en la animación de los evento religiosos en el país.

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