Francisco criticó los personalismos y arremetió contra liderazgos únicos

El papa Francisco arremetió ayer contra los personalismos y el afán de liderazgos únicos, en alusión a los líderes que persisten en su afán reeleccionista. Invitó a los ecuatorianos a luchar por la inclusión a todos los niveles, evitando egoísmos y promoviendo el diálogo. “A aquel grito de libertad (...) no le faltó convicción ni fuerza, pero la historia nos cuenta que solo fue contundente cuando dejó de lado los personalismos, el afán de liderazgos únicos”, advirtió.

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ECUADOR (Aníbal Velázquez, enviado especial).- Frente a un mar de gente, que algunos estimaban entre 800.000 y más de 1.200.000 personas, el papa Francisco celebró ayer la segunda misa de su viaje a Ecuador.

La celebración se desarrolló en el Parque Bicentenario, un predio que funcionaba como aeropuerto y que 30 años atrás fue testigo de la llegada de Juan Pablo II. La multitud estuvo allí varias horas antes y soportó las adversidades climáticas como la lluvia, el viento y la exposición a 2.800 metros de altura.

Francisco, de 78 años, llegó cerca de las 10:00 al Parque Bicentenario, y luego de recorrer en papamóvil las manzanas del inmenso predio se dirigió al altar y luego de algunos minutos inició la misa, luciendo una casulla blanca con distintivos negros. Minutos antes arribaba al lugar el presidente Rafael Correa.

En su homilía, el Papa invitó a los ecuatorianos a luchar por la inclusión a todos los niveles, evitando egoísmos, promoviendo la comunicación y el diálogo, incentivando la colaboración. Exhortó a confiar el corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas, aclarando que “es impensable que brille la unidad si la mundanidad espiritual nos hace estar en guerra entre nosotros, en una búsqueda estéril de poder, prestigio, placer o seguridad económica”.

Criticó los afanes de guerra que aún perduran en la humanidad. “Nosotros constatamos a diario que vivimos en un mundo lacerado por las guerras y la violencia. Sería superficial pensar que la división y el odio afectan solo a las tensiones entre los países o los grupos sociales. En realidad, son manifestaciones de ese difuso individualismo que nos separa y nos enfrenta, de la herida del pecado en el corazón de las personas, cuyas consecuencias sufren también la sociedad y la creación entera”, afirmó.

Criticó los personalismos y los liderazgos, un mensaje que varios periodistas consideraron para el presidente Correa, que estaría con intenciones de presentarse para un tercer mandato. También cuestionó las propuestas cercanas a la dictadura, ideologías y sectarismos que dividen a la sociedad.

Francisco dijo que Jesús envía a los cristianos a este mundo desafiante, y la respuesta no es hacerse los distraídos o decir que no hay medios o que la realidad nos sobrepasa.

Abogó por una evangelización que sea vehículo de unidad de aspiraciones, sensibilidades, ilusiones y hasta de ciertas utopías. “Mientras en el mundo, especialmente en algunos países, reaparecen diversas formas de guerras y enfrentamientos, los cristianos insistimos en nuestra propuesta de reconocer al otro, de sanar las heridas, de construir puentes, de estrechar lazos y de ayudarnos mutuamente a llevar las cargas”.

Agregó que la unidad es ya una acción misionera, la evangelización no consiste en hacer proselitismo -porque el proselitismo es unacaricatura de la evangelización- sino en atraer con nuestro testimonio a los alejados. Propuso una Iglesia como sacramento de la salvación, que incorpore en su marcha a todas las naciones de la Tierra. “Qué lindo sería que todos puedan admirar cómo nos cuidamos unos a otros, cómo mutuamente nos damos aliento y cómo nos acompañamos”, apuntó.

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