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Alba Rivas es una joven madre quien trajo desde Coronel Oviedo a su pequeña hija, Paz Valentina, de dos años y medio, para darse un chapuzón de bendiciones con las aguas de la fuente milagrosa.
“Llegamos peregrinando a bordo de una motocicleta para mi bebé”, según comenta la madre mientras cubre totalmente con sus manos el cuerpo de la pequeña, quien se regodea de felicidad.
El pozo de la Virgen, el segundo punto más visitado de la Villa Serrana, aparece reproducido en postales antiguas de los primeros años del siglo XX.
Sin embargo, su auge como punto de peregrinación recién habría comenzado hacia 1950 reemplazando a un pozo anterior donde se congregaban los feligreses hacia 1938, pero que se encontraba en la Compañía Azcurra.
Fue monseñor Ismael Rolón quien, siendo obispo de la diócesis, mandó construir el brocal y la verja de protección que actualmente ostenta el manantial.