El “avispero” de Yacyretá

Este tema de la deuda de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY): montos, intereses, quitas y demás yerbas, a menudo es difícil de entender por el “ciudadano común” –por citar la expresión del inefable diputado Carlos Portillo– que asiste como mero espectador a una batalla en la que se juegan grandes y fundamentales intereses de la nación.

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Tal es el enredo en esta historia, donde lo único que salta a la vista y sobre el cual existe casi absoluto consenso es que esta mega obra, y los miles de millones de dólares que ya corrieron por sus turbinas, incluso antes de que fueron instaladas, se convirtió en una importante fuente de riquezas para unos cuantos favorecidos con el poder político de turno, para quienes el interés de la nación está supeditado a su angurria personal.

Hasta ahora, los grandes beneficios que sin dudas fueron generados por la represa poco y nada sirvieron para fomentar el desarrollo de nuestro país, tal como era uno de los enunciados del Tratado de Yacyretá. La parte del león se llevaron nuestros socios condóminos, mientras que nuestro país –por obra de los corruptos y antipatriotas que nos representan en la binacional– se conforma con las migajas que caen de la mesa.

Desde su creación la entidad se utilizó como la caja de caudales para financiar campañas políticas, crear nuevos ricos mediante licitaciones dirigidas a favor de los socios y amigos de los empotrados en el poder, para dar cabida a miles de haraganes planilleros, damas de compañía, parientes, amigos de farra, y mantener un ejército de “leales” políticos distrayendo dinero mediante las famosas “OC” (órdenes de compra). Los funcionarios jerárquicos paraguayos, con salarios multimillonarios, aceptaron de buen grado ser los peones de nuestros “socios” argentinos y cumplir el detestable papel de dorar la píldora al pueblo paraguayo.

Lo cierto y concreto es que miles de familias de la margen derecha del río se vieron obligadas a desprenderse de sus bienes, de sus afectos (muchos de ellos murieron esperando un resarcimiento) para que se construya una obra que beneficia pura y exclusivamente a uno de los socios, Argentina, y a sus mandaderos paraguayos. Esos mismos mandaderos, tanto en el Poder Ejecutivo como en el Congreso Nacional, acaban de tirar por la borda una buena oportunidad histórica de aclarar cuentas y dudas. Para ellos resulta más cómodo, y conveniente, no mover el avispero.

jaroa@abc.com.py

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