El costo de mantener pactos en el Congreso

A diferencia de otros años, las mesas directivas de ambas cámaras del Congreso del periodo 2019/20 se resolvieron en esta oportunidad expeditivamente y sin mucho misterio. Tal vez, porque estaba muy claro desde el vamos qué se negociaba entre los dos bloques colorados y los liberales llanistas.

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También facilitó la cuestión el hecho que estuvieran de acuerdo previamente en las cuestiones referidas a que algunos proyectos de ley pendientes de aprobar no resulten muy perjudiciales a los nuevos “amigos” del poder.

La Cámara de Senadores será dirigida a partir del 1 de julio por Blas Llano, experimentado dirigente liberal, expresidente del PLRA, que supo ser fiel aliado de Horacio Cartes durante su Gobierno y no tiene problemas en serlo de Abdo Benítez, en estos tiempos.

La Cámara de Diputados estará al mando de Pedro Alliana, actual presidente del Partido Colorado (cargo al que llegó por obra y gracia de Cartes), en un pacto libero-carto-abdista que tiene cierto tufo a blanqueo e impunidad.

A principios de este año hubo un tímido intento de unir a la bancada del PLRA y a la oposición en general en el Senado. El oficialismo advirtió la movida. Rápidamente convocó a los llanistas para confirmarles que se cumpliría el pacto con ellos para que uno de sus filas sea el siguiente presidente del Senado.

Después, a último momento, fue el cartismo en el Senado el que amagó salirse del pacto, aduciendo que no tenían beneficios y que, al contrario, recibían todos los palos del oficialismo, además de haber sido traicionados al birlársele a su líder, HC, la posibilidad de ser senador, etc, etc.

El oficialismo de nuevo operó y la propuesta que sacó de la galera fue respaldar , nada menos que al presidente del Partido Colorado, Alliana, cartista de pura cepa, para que presida a su vez la Cámara de Diputados.

Con esta jugada, el cartismo recupera un espacio político de cierta importancia del que carecía desde la derrota electoral en la interna de 2018. A cambio, el oficialismo asegura votos para sus proyectos y para la tan mentada gobernabilidad.

La cuestión es ver cómo afecta al Gobierno este avance del cartismo.

En teoría, el escenario político muestra a un Partido Colorado unido. La realidad es que una cuestión de conveniencia que no tiene largo alcance y, llegado el momento, no habrá muchas contemplaciones para dar algún golpe.

En Cámara de Diputados, en relación a la mesa directiva elegida ayer, se sospecha de un pacto de impunidad de por medio. Sin embargo, no es necesario hacerlo expreso. De todas maneras, está funcionando desde hace tiempo entre la mayoría de sus integrantes para proteger a los chanchos de cada chiquero partidario, sin necesidad de ningún protocolo.

Evitar la impunidad en las cámaras dependerá más de la presión popular, de las redes sociales y de los medios de comunicación antes que de la voluntad de los actores políticos, como de hecho ha sido hasta hora.

Una evaluación superficial puede llevar a pensar que el oficialismo sale triunfante con estos acuerdos en el Congreso, al lograr mantener el pacto del año pasado y dar una imagen de fachada de unidad partidaria.

Otra mirada es que Añetete ha perdido el manejo real en las dos cámaras. En una de ellas, la de Diputados, su representante Miguel Cuevas deja una imagen desastrosa de corrupción, despilfarro e inutilidad que salpica a Añetete. El Senado queda a cargo de un presunto aliado, Llano, que no tendrá problemas en pasarse de bando según las circunstancias, como lo ha hecho en otras oportunidades.

Posiblemente, en muy poco tiempo se sabrá si el costo de este pacto fue o no excesivo.

mcaceres@yahoo.com

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