La izquierda caviar

No hablamos de la izquierda paraguaya precisamente porque aquí, tanto los políticos pobres como los acaudalados, prefieren un rico asado antes que saborear huevos de peces raros. Sí, en el contexto latinoamericano actual, podríamos hablar de una “izquierda caviar” debido a los gravísimos casos de corrupción en gobiernos supuestamente de izquierda como Brasil, Venezuela y Argentina.

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La expresión “izquierda caviar” tuvo su origen en Francia, a principios de los años 80, como una calificación peyorativa hacia el movimiento liderado por el presidente socialista François Mitterrand. Se supone que es una crítica que se hace a las personas que declaran su preferencia por las clases sociales populares pero llevan el estilo de vida de la clase alta privilegiada. A nivel latino, existe una expresión parecida, menos elegante pero más picante: fulano de tal de día anda con la izquierda, pero de noche duerme con la derecha.

El movimiento peronista en la Argentina ha sido utilizado por varios políticos para proclamar su opción por la clase trabajadora pobre al mismo tiempo que se enriquecían personalmente con los fondos públicos. Carlos Saúl Ménem y, sobre todo, el matrimonio Néstor y Cristina Kirchner perfeccionaron el sistema de identificarse ideológicamente con la izquierda a la par que amasaban ilegalmente fortunas particulares a costillas del erario público.

Un maestro en la materia también lo fue el expresidente venezolano Hugo Chávez, que proclamó la “revolución bolivariana antiimperialista” mediante la cual logró, en poco tiempo, hacer inmensamente rica a su familia y generó una desesperante y generalizada pobreza de sus compatriotas comunes.

Un proceso muy similar ocurrió en Brasil, en donde el fundador del Partido de los Trabajadores, Luis Inácio Lula da Silva, pasó de ser un humilde dirigente sindical a presidente de la República, uno de los hombres más ricos del país y, actualmente, un procesado por la justicia por multimillonarios casos de corrupción. El escándalo afectó colateralmente a su compañera del PT, Dilma Rousseff, quien fue destituida del cargo de presidenta en un histórico juicio político.

Ante estos hechos, uno no puede dejar de preguntarse: ¿Qué pasa en la mente de estas personas? ¿cómo es posible que cambien tan radicalmente su visión de la vida y, sobre todo, sus acciones en los cargos públicos? ¿el poder corrompe siempre a quienes lo ejercen y cuanto mayor es el poder, mayor es la corrupción?

La izquierda caviar en realidad es una expresión errónea e injustificada, pues los casos de corrupción en la administración de los bienes públicos no distingue colores ni ideologías políticas. Hay gobernantes ladrones en la izquierda, en el centro y en la derecha y es una triste verdad aquello de que el billete no tiene color.

Lo que molesta y nos tiene hartos es el lenguaje demagógico, populista y mentiroso de quienes hablan todo el tiempo de su opción preferencial por los pobres mientras hacen sus depósitos millonarios en bancos sin escrúpulos de algún paraíso fiscal. ¡Vade retro, farsantes!

ilde@abc.com.py

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