No al aumento del tope del déficit fiscal

En un reciente artículo, The Economist titulaba “La pérdida de El Dorado” (The loss of El Dorado, Jul 3rd, 2015), en alusión a la búsqueda de oro en la conquista, la situación actual de desaceleración económica regional, causada por el fin del boom de commodities, atizada por la industrialización china. El pujante y efímero ritmo de crecimiento de la región y el mundo estimula a un repensar y actuar de manera diferente, dado que por segunda vez la esperada bonanza se evapora entre los dedos.

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El auge de los commodities en la región alentó las distorsiones en la economía al potenciar el consumo antes que la inversión. El mayor crecimiento no condujo a la creación de más fábricas, tal como sucedió en Asia, sino a la construcción de shoppings centers. Las posibilidades de asegurar un crecimiento duradero con estas “costumbres” son muy limitadas.

Las perspectivas de crecimiento para el Paraguay se mantienen en el 4%, por encima de la media latinoamericana y las metas de inflación, a diferencia de la región, donde se esperan una desaceleración y hasta contracción de la economía, como es el caso de Brasil. En esta coyuntura, el Gobierno plantea una expansión del déficit con el cambio de la ley. Si el Paraguay sigue creciendo a la tasa estimada y los ingresos son menores a los presupuestados para un crecimiento del 4%, ¿es un problema de evasión, morosidad o mal cálculo?

El mejor gobierno no pasa por el aumento del déficit fiscal, para “por si acaso…”. Se infiere que la actitud del Gobierno es actuar ” por si acaso”. “Por si aca” se necesiten más recursos, se colocan bonos en el mercado internacional, más allá del monto cierto de utilización; “por si aca ” preferible que el país abone intereses, pero que las autoridades no vivan con la sensación de la soga al cuello ante la falta de recaudación, se sientan tranquilos con la seguridad de contar con los recursos financieros de los bonos, que no se utilizan por el ritmo de avance en obras –aunque el nivel de desembolso histórico es alto–. Hasta 2016 no se utilizarán los recursos, no habría déficit fiscal por obras, ya están “fondeados” con los bonos. ¿Es necesario adelantar más recursos financieros a las empresas en 2015 para iniciar obras en 2016?

En tiempos de bonanza es más fácil controlar la deuda que en tiempos de austeridad. Por lo tanto, si en tiempos de crecimiento del 4% se torna difícil para el Gobierno controlar el déficit fiscal, el esfuerzo será monumental en tiempos de austeridad, como los que se avizoran.

La política fiscal sirve para la asignación, redistribución y la estabilización. Sirve para corregir desequilibrios estructurales o provocados por una perturbación (entendiéndose por perturbación todo acontecimiento imprevisto que tiene un impacto directo o indirecto en la economía). ¿Cuál es la perturbación específica que se pretende subsanar con el aumento del tope fiscal? ¿Qué meta se pretende cumplir con el aumento del tope? El tipo de respuesta depende de la perturbación específica, que en este caso parece ser la menor recaudación fiscal.

Las autoridades pareciera que actúan con base en lo que es más fácil –cambiar la ley–, en lugar de lo que es necesario. Utilizar la capacidad de endeudamiento del país es facilista, pues no se promueven las reformas necesarias para lograr la diversificación productiva, que requiere mayor competencia, mercados que funcionan mejor y un gobierno más inteligente y ágil.

El déficit fiscal es bajo comparado con el de otros países, pero es alto comparado con la propia trayectoria del Paraguay. Las medidas económicas no deberían reducirse a levantar topes para gastar, sino aplicar medidas prudentes para suavizar la evolución del ciclo y contrarrestar las fluctuaciones no deseadas en la  economía.

El Gobierno también debería aplicar, utilizar instrumentos más modernos para asegurar el nivel de recaudación mínimo. Una alternativa es la contratación de un seguro contracíclico para resguardarse de la posible menor recaudación fiscal causada por la caída de los precios internacionales de la soja. De haber tomado esa medida el año pasado, el Gobierno hoy se encontraría en una mejor situación de recaudación, pues aseguraría ingresos dada la perturbación específica de los menores precios de los commodities, principal componente de las exportaciones.

El aumento del tope del déficit se puede equiparar con la necesidad de otorgar mayores beneficios sociales. El pago de muchos cargos en el sector público paraguayo, en su esencia, cumple una función similar a los beneficios sociales por desempleo aplicados por los países europeos. La diferencia es que el seguro por desempleo es temporal, en cambio, el beneficio del cargo público es permanente –y discriminatorio, pues solo los del “color” del gobierno de turno pueden aprovecharlo.

El resultado de elevar el déficit será la persistencia de las inequidades, pues con las medidas de subsidio –encubiertas– se siguen posponiendo las medidas de fondo relacionadas con el mejoramiento de la calidad de la educación, mejores condiciones de sanidad y vivienda, condimentos básicos para acceder a un empleo digno y dignificante a largo plazo. Dejar lo fácil y aplicar lo necesario.

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