No toda culpa es del chancho

En general, los políticos de nuestro país buscan esquivar el bulto y no hacerse cargo de sus errores. Cuando se trata de un subordinado o una persona que ellos designaron en un cargo y comete un error grave, echan mano al recurso de hablar de la “responsabilidad personal” que le cabe a quien metió la pata.

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El caso del senador colorado Óscar González Daher es un ejemplo perfecto. El ahora exmiembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados fue designado como representante del Senado en 2013, por mediación directa de Horacio Cartes, que ya era presidente electo de la República.

Esto motivó el primer encontronazo de HC con el senador Enrique Bacchetta, cartista de la primera hora, que aspiraba a ser el representante de la Cámara Alta en el Jurado.

De hecho, le había prometido ese cargo, pero el 2 de julio de 2013 lo citó en su casa sobre la avenida España y le dijo que el elegido no era él sino González Daher. Bacchetta salió muy contrariado de aquella reunión, aunque se cuidó de demostrarlo.

El motivo de la decisión de Cartes no trascendió pero evidentemente el presidente electo comenzaba a hacer opciones entre los políticos que acompañaron inicialmente su candidatura.

Algo parecido había pasado con su compañero de fórmula para la presidencia. El primer elegido fue Arnoldo Wiens, quien renunció a su candidatura presidencial para acompañar a Cartes en la chapa de Honor Colorado. Luego, el empresario tabacalero le diría que, por cuestiones políticas, no podía cumplir su promesa y que debía poner en su lugar a alguien del equipo de gobernadores: Juan Afara. De premio consuelo, le dio a Wiens el número 2 de la lista del Senado.

¿Por qué eligió Cartes a González Daher, que ya venía con frondosos antecedentes de manejos políticos oscuros en los cargos que le tocó ocupar?

Comentan que el futuro presidente privilegió la “lealtad” que podía esperar del dirigente luqueño. Aparentemente, no confiaba en la de Bacchetta.

Está claro que el presidente de la República supo muy bien lo que venía haciendo González Daher durante los años que estuvo al frente del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, en cuanto a extorsiones, aprietes y corrupción generalizada. Ciertamente, le fue leal: siempre se cuidó de tocar los intereses del mandatario o de su entorno.

No es sostenible decir que la responsabilidad de todo lo que pasó es exclusivamente de González Daher. Como dice el dicho: la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer.

mcaceres@abc.com.py

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