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Algunas familias menonitas del Norte tendrán una silla vacía a la hora de la cena y el peso del drama que soportan será demasiado agobiante al no saber si el hijo o hermano que falta todavía vive o si lo volverán a ver alguna vez. Los criminales del EPP no solo secuestran personas, también siembran el terror y sufrimiento en muchos familiares de los plagiados.
En centenares de hogares paraguayos, una gran tristeza presidirá el encuentro navideño pues algún miembro de la familia recibió una puñalada o una bala mortal en la vía pública por parte de un motochorro asesino que le robó el celular. ¡Malditos aparatos móviles, cuántas muertes fueron consecuencias de tus ventas en el mercado negro por parte de bestias disfrazadas de seres humanos!
Muchos niños pasarán por primera vez la Navidad sin la presencia de mamá. Los casos de violencia intrafamiliar y feminicidios parecen haberse acrecentado en los últimos tiempos y muchas mujeres son víctimas fatales de sus cónyuges, novios o exparejas, con el terrible daño colateral de dejar a los hijos sin la protección y el amor materno.
En esta Nochebuena, ¿quién les preparará el pesebre, quién cocinará una rica cena, quién les vestirá como hombrecitos o bellas damas, quién les cantará “Noche de paz, noche de amor”? Una mami de verdad nunca tiene sustituta.
Cuando falten cinco para las doce, muchos niños y niñas estarán pendientes del teléfono, esperando que papi o mami los llame desde España, Argentina o EE.UU. Se fueron lejos, hace algunos años, envían remesas de dinero para los gastos básicos y dicen que están ahorrando para volver, pero..., mientras tanto, las postales de Papá Noel y las declaraciones de amor a través de videollamadas no pueden reemplazar el lugar vacío de mami o papi en el hogar.
Bajo otras circunstancias, también hay un montón de padres y madres que estarán muy tristes esta noche pues la hija o el hijo amado abandonó muy precozmente este valle de lágrimas a causa de alguna enfermedad incurable o de algún accidente de tránsito mortal. Nadie está preparado para sufrir semejante castigo. Los padres no aprendieron lecciones de cómo sobrevivir a la muerte de un hijo y en esta Navidad no habrá correteos, risas, abrazos ni besos del pequeño ser que, con tanta ilusión, habían traído al mundo.
Cada año y en cada familia, siempre hay alguien que ya no está. Por eso, a veces, a la alegría de festejar un año más del nacimiento del Niño Dios en un establo de Belén, entre regalos, rica cena, la sidra y el pan dulce, se cuela, subrepticiamente, el recuerdo del ser querido ya eternamente ausente. Y así, en medio del brindis, de felicitaciones, de las bombas y fuegos artificiales, una lágrima furtiva humedece el alma y revela un gran vacío en el corazón. ¡Feliz Navidad!
ilde@abc.com.py