Voto bronca

Todas las evaluaciones y análisis relacionados con los resultados de los comicios municipales concluyen que hubo voto castigo –para mí fue más bronca que castigo– para el presidente de la República y la dirigencia del Partido Colorado, además de poner de relieve el triunfo de algunas figuras emergentes y otros outsiders de la política. Pero también hubo castigo a personajes corruptos e inmorales de nivel inferior.

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Efectivamente fue lo que sucedió, y corresponde en consecuencia analizar cómo fue que sucedió ya que el porqué es sabido por todo el mundo: la corrupción generalizada a raíz del mal uso de Fonacide, la bravuconada del presidente tratando de aparentar su inexistente convicción y tradición colorada y las reiteradas mentiras de los intendentes.

En el caso de Asunción y de otros municipios grandes es evidente que votos de afiliados al Partido Colorado dieron la victoria a la oposición, y se interpreta eso como señal de madurez cívica del pueblo cuando que en realidad se trata simplemente de una reacción de malhumor cívico frente a una mala oferta electoral y peor gestión.

Los colorados no pudieron resolver su problema interno y los descontentos aplicaron el voto bronca a sus actuales dirigentes lo que nos lleva a la conclusión absurda de que para ganar las elecciones no es importante que un partido o movimiento cuente con la mejor propuesta y el mejor candidato sino que el Partido Colorado postule al peor candidato.

Se supone que los colorados también podrían especular con la división al interior de la oposición, tal como efectivamente ocurrió en la izquierda, para cosechar votos descontentos de ese sector, pero la oposición siempre colabora –aunque sea mínimamente– con el Partido Colorado haciendo divisiones reales, como lo sucedido en Asunción entre los que apoyaban a Ferreiro y los que apoyaban a Meyer.

Los colorados, sin embargo, han aprendido la lección de las divisiones reales y casi siempre recurren a la “unidad granítica”, sólo que esta táctica está perdiendo prestigio entre ellos mismos y casi siempre también se producen rebeliones silenciosas que ayudan a la oposición, pero no a la ciudadanía.

Aquí radica el centro de la cuestión que queremos plantear para la reflexión política. ¿Es saludable para la democracia que el Partido Colorado sea el que defina siempre las victorias y las derrotas electorales en el país?

Es evidente que no, puesto que lo ideal es que los ciudadanos aprendan a votar “por” y no “en contra”.

Es mejor para la democracia que una mayoría completa disfrute y celebre por el hecho de haberse elegido la mejor opción antes que esa mayoría esté integrada por una parte que celebra ese acontecimiento y otra parte que festeja el castigo a malas decisiones de su partido o a la mala gestión de su partido en función de gobierno.

Para que nuestra democracia dé señales de crecimiento y madurez es necesario que los colorados aprendan democracia al interior de su partido y que de esa práctica surjan los mejores, no los peores impuestos desde arriba, que los obliguen a votar en contra. Así debería ser en todos los partidos y movimientos, y de la competencia entre los que consideramos mejores en ese sector partidario o movimentista, sea elegido luego el mejor por una ciudadanía pluralista y global.

De que los colorados ya no votan disciplinadamente se viene diciendo exactamente desde la primera elección libre, por eso el Congreso prohibió las candidaturas independientes de quienes perdieron en las internas de sus partidos.

No nos engañemos, no es el fin del voto disciplina, no es voto inteligente, no es el último acto de los caudillos. Existen ciertamente algunos avances como el despertar de algunos bolsones del electorado y el aporte para la precisión de la tecnología y la transparencia, como sucedió con el TREP, pero mientras no seamos capaces de instruir cívicamente a la población sobre la naturaleza del voto en el sentido de que es para construir la pirámide de autoridades de una nación y no en el sentido de usar como atajos o venganzas partidarias, solo lograremos buenos resultados las veces que los colorados no lograr resolver sus tumultos caseros.

ebritez@abc.com.py

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