Lenta justicia convierte los penales en bomba

El lento trámite de los procesos penales provoca el hacinamiento en las penitenciarías del país, especialmente en Tacumbú, Buen Pastor y Ciudad del Este.

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A eso se suma la irresponsabilidad de varios jueces que sin el trámite de rigor envían a la cárcel a cualquier sospechoso de escaso recurso económico. En suma, no se cumple con la obligación de reinsertar al ciudadano en la sociedad.

Hasta ayer, Tacumbú llegó a 4.027 reclusos, un recinto que solo puede albergar a 1.500 personas. No existe una correlatividad entre la salida y la entrada de los internos, de tal manera a permitir que lentamente se vaya despoblando la mayor cárcel de varones del país.

La superpoblación obedece a varios factores, entre los cuales se puede citar el lento trámite judicial que mantiene al 78% aproximadamente sin condena. Tal vez muchos de estos internos ya cumplieron su pena, pero siguen debido a que el juez ni siquiera miró su expediente o son víctimas de abogados que cobran sin hacerles el trabajo con seriedad.

El director de Tacumbú, Artemio Vera, reconoció que la criminalidad aumentó en el país en coincidencia con el consumo de drogas de baja calidad en sectores populares.

El desesperante hacinamiento en las principales cárceles impide lograr que el interno inicie su proceso de reeducación, reinserción, rehabilitación y capacitación.

El Dr. Alejandro Encina Marín, en su estudio sobre El Tratamiento Post-Penitenciario como Complemento de la Pena Carcelaria, sugiere una fórmula casi matemática: “rehabilitación es igual a tratamiento penitenciario más colaboración posterior a la vida en reclusión”. De lo contrario, el recluso que recupera su libertad volverá a caer en la delincuencia porque se convierte en su “modus vivendi” y no conoce otra forma de vida o no aprende a ganarse el pan de cada día honestamente.

El pabellón Esperanza o el sector artesanal de Tacumbú, así como el sector de las costureras de Buen Pastor, son apenas pequeñas islas para los internos. Pero la mayoría no quiere o no logra involucrarse en la reinserción social.

Los penales necesitan clasificar correctamente a sus presos por tipos de delitos. El criterio que más prima es la diferencia de cuenta corriente en uno u otro recluso. Esa es otra de las causas por las cuales un condenado por un delito bagatelario llega a salir con un “posgrado”.

Las fiestas influyen

Los días previos a las fiestas de fin de año enervan aún más a los internos de los centros penitenciarios porque no comparten con sus familiares y demás seres queridos estas fechas de gran significación. Es más, a través de los medios de comunicación toman conocimiento de que la sociedad se toma su tiempo para festejar, lo que produce una reacción negativa en su comportamiento.

El hacinamiento, la falta de comodidades, mala comida, carencia de afecto y en algunos casos el rechazo social influyen aún más en estas fechas en la conducta del recluso. No obstante, el director del penal de Tacumbú, Artemio Vera, destacó el comportamiento de los internos.

slopez@abc.com.py

pguerrero@abc.com

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