Quieren poner de rodillas a la prensa

Nora Sanin, la prestigiosa directora de Andiarios, que nuclea a 50 periódicos de Colombia, una apasionada de la defensa de la prensa libre, nos refresca en esta entrevista los alcances de la Declaración de Chapultepec, firmada en México hace 20 años, por la cual los gobernantes de las Américas se comprometen a respetar y hacer respetar la libertad de prensa. Con vehemencia señala a los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia como los principales violadores en la región de estos derechos, e incita a denunciarlos en cuanto foro nacional o internacional sea posible.

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–¿Estamos mejor hoy, a 20 años de la vigencia de la Declaración de Chapultepec?

–Uno no puede generalizar. En ciertos países ha mejorado la libertad de prensa, en otros se ha deteriorado. En Colombia ha mejorado. La violencia, los asesinatos de periodistas han disminuido. Eso no quiere decir que esté perfecta. Seguimos registrando homicidios de periodistas, las amenazas son numerosas, los ataques son fuertes. Hay mucha intimidación, mucha impunidad.

Hay otros países como México en donde la situación de violencia ha empeorado y es muy grave. En otros países como Ecuador, Venezuela, Bolivia estos ataques provienen fundamentalmente del Gobierno, con medidas de carácter legislativo, con intervenciones administrativas, con sanciones de toda índole, con discriminaciones, con descalificaciones que hacen los gobernantes, con medidas de carácter económico restrictivas para la importación de papel como ocurre en Venezuela, donde (Nicolás) Maduro tiene en capilla a casi todos los periódicos, los pocos que aún sobreviven. La situación en países como Venezuela, Ecuador, la misma Bolivia, es muy crítica.

–¿Es comparable a los tiempos de las dictaduras?

–Sí. La forma en que están actuando sobre todo los gobiernos de Venezuela y Ecuador, es todo lo contrario al respeto de las libertades que están obligados a garantizar y proteger. En lugar de adoptar medidas para estimular y fortalecer la prensa libre y de libre expresión que es su deber frente a los tratados internacionales y frente a sus mismas normas constitucionales, los gobiernos de Venezuela y Ecuador actúan despóticamente. Usan estrategias para silenciar las voces independientes y críticas y a establecer una voz única, la de ellos, algo propio de las dictaduras y no de regímenes democráticos.

–¿Es cierto que su organización está ayudando a algunos diarios de Venezuela proveyéndoles papel?

–Hicimos dos envíos de papel en un gesto simbólico y solidario pero, lamentablemente, no tenemos capacidad para las necesidades tan grandes de la prensa venezolana. A comienzos de este año, con la crítica situación (política) hemos adelantado proyectos de solidaridad y expresar la preocupación e incitar al mundo entero a apoyar a la prensa venezolana que recibe estos ataques tan absurdos y exigir al gobierno de Maduro que respete, proteja y garantice la libertad de prensa. Con Ecuador también nos hemos solidarizado mucho cuando fue perseguido el periódico El Universo y su columnista (Emilio) Palacio (actualmente exiliado) demandado por el presidente (Rafael) Correa, y también los autores de “El Gran Hermano” (Juan Carlos Calderón y Christian Zurita), por el libro que sacaron, también demandados por el presidente.

–¿Por qué quieren asfixiar a la prensa independiente si ellos controlan todos los poderes?

–Para esconder sus abusos. Ellos siempre usan sofismas para echar la culpa a la prensa de sus contradicciones. Insultan, ofenden, atacan. Nunca dan explicaciones de sus abusos...

–ABC fue clausurado en el 84. Allí recién la prensa internacional descubrió la dictadura paraguaya. La fachada de democracia engañaba muy bien. Fue un bumerán contra Stroessner que cayó cinco años después.

–Eso es lo importante de la solidaridad internacional, para modificar los comportamientos de los gobernantes y obligarlos a cumplir con sus obligaciones y deberes. Nuestra solidaridad con la prensa venezolana, ecuatoriana y boliviana se debe manifestar informando permanentemente sobre lo que ocurre en esos países, exigiendo al mismo tiempo el respeto por estos derechos tan sagrados y fundamentales.

–Sin embargo, la reacción internacional es más light que antes. La gente reacciona menos. Debe ser porque Maduro, Correa o Evo, son electos o reelectos en elecciones que se dicen libres...

–Eso es lo triste, que fungen de democracias, pero que no cumplen con los elementos esenciales de una democracia como el respeto a la libertad de expresión. Es una paradoja horrible. Es la contradicción contra la que precisamente hay que manifestarse.

–Ya no hay diferencia entre democráticos y dictadores. Hasta Castro está invitado a la Cumbre de las Américas de Panamá (abril 2015). ¿Era más fácil combatir a los autoritarios de ayer?

–Estoy totalmente de acuerdo con usted. Es mucho más difícil poner al descubierto actuaciones disfrazadas como las de Venezuela y Ecuador. La lucha es difícil pero hay que darla. Hay que ponerlos en evidencia. Hay que apoyar a los que aún luchan por estos derechos.

Si uno repasa los principios de la declaración de Chapultepec, no hay un solo principio que no esté siendo vulnerado: la concentración de medios estatales, la eliminación de medios privados, el uso de la publicidad estatal, la discriminación en el acceso a la información, las descalificaciones, insultos y agravios a la prensa, las investigaciones de carácter criminal, tributario, administrativo, toda la suma de ataques, vulneración de principios, todo está concentrado en estos gobiernos.

–La libertad de prensa ¿es prerrogativa, un privilegio de los periodistas, como se hace creer?

–No. Eso es lo que no tienen conciencia los gobernantes. La libertad de prensa es un derecho de las sociedades, del ser humano, que es recibir información veraz, imparcial, plural, de todas las fuentes, de todas las naturalezas. Al atacar la libertad de prensa se está atacando un derecho fundamental de cada individuo y un derecho colectivo de toda una sociedad a estar informada.

–¿Cuántos periodistas asesinados tiene Colombia?

–Son 140 periodistas asesinados. Han prescripto 75 de esos crímenes. No ha habido condenas de los autores intelectuales. La impunidad sigue teniendo niveles elevadísimos. Ante las amenazas, la impunidad es total. Se ha condenado a autores materiales, pero cuando se trata de llegar a los autores intelectuales no se llega.

–¿Quiénes generalmente son los autores intelectuales: hay más gente ligada al Gobierno o al narcotráfico?

– Hay de todo. En Colombia, el origen de los ataques contra el periodismo ha estado en dos frentes fundamentales, o en tres: uno, es la clase política vinculada a la corrupción, funcionarios, contratistas vinculados a la administración pública. En segundo lugar, están los vinculados al narcotráfico, a los paramilitares, a las guerrillas, a las bandas criminales, la delincuencia común. Hay un tercer frente, el de las manifestaciones. La policía tiene comportamientos hostiles contra los periodistas, los agreden, los atacan, destruyen sus materiales.

–¿Cuáles periodistas son los más vulnerables?

–Los regionales sin duda. Son mucho más vulnerables que los centrales. Muchos periodistas vinculados a radio sufren amenazas constantes. Es un ejercicio muy difícil en las regiones. La radio está más cerca de las fuentes de poder vinculadas a la corrupción. Es más difícil visualizar eso. De ahí la importancia de que la prensa se una toda, la nacional y la de la capital, para visibilizar y denunciar los ataques que se producen en el interior del país.

–En Paraguay, la mayoría de las radios están en poder de políticos y sus trabajadores deben defender la línea de sus propietarios. Así se registran atentados y hasta asesinatos...

–Sí. La situación de la radio es difícil, porque el otorgamiento de frecuencias es complejo, porque la subsistencia económica muchas veces depende de la publicidad oficial. Hay muchos políticos que participan en la radio. Entonces la situación es muy compleja y difícil. Estoy de acuerdo con usted.

–Usted habla de unir los medios, un pull, en coberturas críticas, ¿puede explicar una experiencia en su país?

–En Colombia tuvimos en los años noventa y en los primeros años de este nuevo siglo una situación muy crítica, por la violencia derivada de la corrupción del gobierno, el narcotráfico y la delincuencia organizada. Eso llevó en varias ocasiones a los periodistas colombianos a unirse, no solo en los casos de secuestro de periodistas, uno de los más traumáticos el de Diana Turbay. Apoyamos la revista que ella dirigía. Se hicieron además investigaciones conjuntas, como el caso del asesinato del periodista-director de La Patria-Manizales. En otras épocas se hicieron tareas conjuntas para tratar de neutralizar los riesgos y de ser solidarios frente a ataques que pueden generar daños, limitaciones y restricciones a la libertad de prensa.

–Investigaban los periodistas porque el poder no lo hacía?

–En el caso del asesinato de Orlando Sierra (el periodista asesinado en 2002) fue muy importante el trabajo que se hizo. Primero hay que buscar el origen: qué investigación periodística estaba sacando Orlando Sierra que le haya podido resultar en su asesinato. Entonces, en materia de investigación penal es muy importante conocer cuáles pueden ser las hipótesis y cuáles los orígenes de los ataques que sufren quienes son asesinados. Eso a veces no funciona porque en Colombia los niveles de impunidad son demasiado elevados.

–¿Encontraron a los autores?

–El sicario obtuvo una pena principal de 19 años y seis meses de cárcel, pero, por beneficios, le rebajaron la condena a menos de 6 años. pero no se ha llegado a los autores intelectuales.

–¿Usted la conoció a la periodista Diana Turbay, la que fue asesinada?

–Sí claro.

–En el Paraguay más bien se conoció por la serie de “Pablo Escobar”...

–Yo era directora de Andiarios cuando secuestraron a nueve periodistas, entre quienes también estaba Francisco Santos (primo del actual presidente de Colombia Juan Manuel Santos) que era jefe de redacción del periódico El Tiempo. Había otros periodistas. Nosotros desde Andiarios lideramos una campaña que salía todos los días que decía: “Colombia los reclama”, pidiendo la liberación de los nueve periodistas secuestrados. Publicábamos testimonios de todas las personalidades colombianas exigiendo la liberación de los periodistas secuestrados y nos organizamos para que la revista de Diana Turbay pudiera continuar circulando mientras ella estuviera secuestrada.

–Fueron liberados todos y a ella la mataron...

–Ella fue asesinada y los demás lograron su libertad después de mucho sufrimiento, sí señor.

–Cuánto tiempo duró el secuestro...

–Entre seis y ocho meses...

–Mataron justamente a una de las más conocidas..

–En “Crónicas de un secuestro” del premio Nobel Gabriel García Márquez se hace un relato de este secuestro de periodistas. Es un libro muy interesante que el público puede leer para comprender qué es lo que estaba sucediendo en Colombia en ese momento.

–¿Qué pretendían al secuestrar y matar periodistas? Ya habían matado al director de El Espectador (Guillermo Cano).

–Ellos buscaron periodistas que fueran importantes, que fueran reconocidos, que fueran emblemáticos y con quienes pudieran conmocionar y poner de rodillas a todo el periodismo colombiano.

–¿El autor fue Escobar?

- Sí, señor...

El papel de perro guardián

–Cuál vende más, la violencia o lo cotidiano...

–No (sonríe). Yo creo que los contenidos de calidad siguen vendiendo. Hay ejemplos maravillosos de contenidos que invitan a los lectores a ser más profundos y más analíticos.

–¿Cuál es su opinión de estas prohibiciones para divulgar las atrocidades que comete el Estado Islámico? ¿No es restricción a la libertad de prensa?

–Creemos en la autonomía editorial de cada periódico y de cada medio. Hay dos escenarios: uno es legal y el otro es el ético. No hay mejor ley de prensa que la que no existe. Nosotros no creemos ni en las prohibiciones ni en las restricciones ni en las obligaciones impuestas. Creemos sí en la responsabilidad, en el sentido ético del periodismo, en el análisis, en que cada uno haga lo que es relevante para la sociedad y de cómo debe decirlo. Creemos que los niveles de responsabilidad en el periodismo deben ser muy elevados, muy exigentes. Creemos en la autonomía editorial de cada periódico y de cada medio de comunicación.

–Y sobre los derechos de los periodistas y de los periódicos, con el avance del internet, ¿a quién hay que cobrarle, a Google?

–Esta es una polémica que está muy viva en Europa, Brasil, Colombia. Estamos luchando por el respeto de los contenidos generados por nuestros periódicos. El periodismo de calidad necesita y exige el apoyo del Estado. Necesita y exige el respeto por los derechos de autor, por la competencia leal. Consideramos que los agregadores de noticias (como Google) están obligados a, primero, solicitar autorización a quienes generan contenidos para su utilización y, segundo, a remunerar, a pagar una remuneración justa por su uso.

–¿Qué género es el que hay que cultivar para un buen periodismo: crónica, investigación, opinión...?

–Todos. Todo ser humano quiere que le cuenten historias y que le cuenten bien contadas. El periodista tiene esa tarea: interpretar realidades y recurrir a los géneros adecuados. No creo que haya un único género que pueda atender los intereses y necesidades de los lectores. Todos pueden ser adecuados. Todos pueden convivir. El periodismo de investigación es fundamental para cumplir el papel de perro guardián de la democracia. El periodismo de opinión es fundamental para un debate abierto, vigoroso y plural, la crónica es fundamental para narrar los hechos que cautiven al lector. El reportaje es fundamental para mostrar realidades. Cada género tiene sus fortalezas, su forma adecuada de usar, lo mismo la caricatura, la fotografía. Cada uno es maravilloso.

Una noticia bien contada y tratada, con fuentes adecuadas, con la confrontación correspondiente, será más valiosa que un registro que se haga de manera diferente.

DECLARACIÓN DE CHAPULTEPEC

1. No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión y de prensa. El ejercicio de esta no es una concesión de las autoridades; es un derecho inalienable del pueblo.

2. Toda persona tiene derecho a buscar y recibir información, expresar opiniones y divulgarlas libremente. Nadie puede restringir o negar estos derechos.

3. Las autoridades deben estar legalmente obligadas a poner a disposición de los ciudadanos, en forma oportuna y equitativa, la información generada por el sector público. No podrá obligarse a ningún periodista a revelar sus fuentes de información.

4. El asesinato, el terrorismo, el secuestro, las presiones, la intimidación, la prisión injusta de los periodistas, la destrucción material, la violencia de cualquier tipo y la impunidad de los agresores coartan severamente la libertad de expresión y de prensa. Estos actos deben ser investigados con prontitud y sancionados con severidad.

5. La censura previa, las restricciones a la circulación de los medios o a la divulgación de sus mensajes, la imposición arbitraria de información, la creación de obstáculos al flujo informativo y las limitaciones al ejercicio y movilización de periodistas se oponen directamente a la libertad de prensa.

6. Los medios de comunicación y los periodistas no deben ser objeto de discriminación o favores en razón de lo que escriban o digan.

7. Las políticas arancelarias y cambiarias, licencias para importar papel o equipo periodístico, el otorgamiento de frecuencias de radio y TV y la concesión o supresión de publicidad estatal no deben aplicarse para premiar o castigar a medios o periodistas.

8. El carácter colegiado de periodistas, su incorporación a asociaciones profesionales o gremiales y la afiliación de los medios a cámaras empresariales deben ser estrictamente voluntarios.

9. La credibilidad de la prensa está ligada al compromiso con la verdad, a la búsqueda de precisión, imparcialidad y equidad, y a la clara diferenciación entre mensajes periodísticos y comerciales. El logro de estos fines y la observancia de los valores éticos y profesionales no deben ser impuestos. Son responsabilidad exclusiva de periodistas y medios. En una sociedad libre, la opinión pública premia o castiga.

10. Ningún medio de comunicación o periodista debe ser sancionado por difundir la verdad o formular críticas o denuncias contra el poder público.

holazar@abc.com.py

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