Alta competición

Iara Dacak y Celia Ávalos Sánchez Cardozo cumplieron sus sueños y objetivos, y llegaron bien lejos. En el Mundial España 2013 de taekwondo, Iara ganó la medalla de oro y Celia, la de plata. Con personalidades y cualidades físicas diferentes, pero con estrategia y táctica similares, ambas atletas conquistaron el pódium.

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Son luchadoras, entusiastas del taekwondo, tienen estilo y esto, combinado con sus conocimientos y técnicas de alto nivel, hace que no paren. Lo demostraron en el Mundial España 2013. En la categoría individual Formas Juvenil Femenino 2.º dan, Iara y Celia desplegaron sus habilidades y, por increíble que parezca, ambas llegaron a la final y compitieron entre sí por la presea dorada. De una u otra forma, la medalla estaba destinada al Paraguay, hecho que las dejó muy contentas. “Pasamos por tres clasificatorios”, cuenta Iara. “Fuimos ganando puntos hasta ser seleccionadas para estas competencias”, añade.

Entrenaron a tiempo completo sin descuidar los estudios. Celia tiene 16 años y cursa el 9.º grado en el colegio Sagrada Familia; Iara terminó este año el bachiller en Las Teresas y tiene 17 años. “Vivo en San Lorenzo y, en los últimos días antes del viaje, entrenaba también en la Academia Internacional de Taekwondo con el maestro Javier Dacak; fueron días de mucho sacrificio, pero que bien valieron la pena”, dice Celia.

De este encuentro participaron atletas de Argentina, Israel, Inglaterra, Canadá, Estados Unidos, Holanda, Colombia, Rusia, Alemania, Irlanda, Chile, Italia, Noruega, Eslovenia, Grecia y Kirguistán. Todos con alto nivel competitivo, pero estas chicas pudieron contra cada rival y cada ronda la fueron ganando hasta clasificar. “Bromeábamos sobre la posibilidad de llegar las dos a la final y felizmente tuvo ese desenlace... Me sentí feliz de poder confrontarme con una compañera con la que entrené todo el año y también con mucha táctica, con mucho conocimiento, que se merecía un primer lugar, así que en ese momento creo, para nosotras, no importaba quién se llevaba el oro, igual estábamos contentas por llegar, por el país y por nosotras mismas”, dice Iara.

Celia aporta que se dio una situación excepcional. “Fue una sorpresa, pero quedamos contentas y dejamos en alto el nombre del país, ubicamos al Paraguay en el noveno lugar a nivel mundial y segundo en Sudamérica. Demostramos que estamos a la altura de grandes competidores en esta disciplina. Estamos refelices”, afirma.

Definitivamente, ambas demostraron estilo, combinación de técnicas y conocimientos que se aplican en la Federación Internacional de Taekwondo, de alto nivel, por supuesto, con planteos poco convencionales, con estrategias propias, generando un estilo y llegando a la meta. “Los atletas varones que nos acompañaron también ganaron medallas, fueron muchos logros que hicieron temer a los demás competidores”, dice Iara riendo. “Antes éramos un equipo que no inspiraba temor, pero después de estos resultados ya nos tienen en cuenta; le dimos otra imagen al país”, asegura la atleta de oro.

Celia coincide con su compañera. Es que ambas son apasionadas de este deporte. “Desde chica estoy practicando”, cuenta. Misma experiencia es la de Iara: con solo 5 años ya estaba aprendiendo las técnicas de las artes marciales. A través de los entrenamientos continuos, adquirieron un nivel de alerta, fuerza en las manos y los pies, rapidez y agudeza en los movimientos, siempre con la vista puesta en los mundiales, en las medallas, y lo lograron. “Era mi sueño de chica y no podía creer que estaba recibiendo la medalla de oro y encima en mi primer mundial”, exclama Iara.

De la mano de su padre, el maestro Javier Dacak, entrenó duró, sin pausas. “Me siento afortunado de poder entrenar y compartir con mi hija una disciplina que trajo muchas satisfacciones a mi vida. Claro que aparecieron algunas dificultades, pero fueron necesarias para seguir mejorando y creciendo”, bromea el padre. “Él es mi maestro, me dio la base íntegra que tengo del taekwondo y, aunque yo siga haciendo mi camino, sus consejos siempre están ahí”, dice la hija.

El maestro Dacak comenta que tanto el entrenamiento mental como el físico son importantes. “No todo es resistencia física y técnica. También es esencial la parte mental. Por eso, es fundamental fortalecer el estado de la mente desde chico/a, para luego dirigir mejor la condición física”.

Y eso es lo que transmite desde su academia. Los resultados saltan a la vista. Las jóvenes atletas coinciden en que están motivadas para continuar haciendo carrera, ganando medallas. Vamos a seguir participando de todas las competencias, primero a nivel nacional y luego cruzando fronteras”, expresa Iara, quien todavía no puede bajar a la realidad luego de tan hermosa experiencia.

Celia dice que todo atleta siempre está con la esperanza de ser el mejor, pero muchas veces no se da. “Es una emoción muy grande. A más de hacernos ganar medallas, nos ayuda en la personalidad. Particularmente, me dio más confianza, superé mi timidez, adquirí equilibrio, fortaleza, físicamente también tiene sus beneficios”.

Lo más importante es que integra deporte, artes marciales, técnica, calidad y sabiduría. Con su evolución, e introducción en los juegos olímpicos puede que el origen marcial se haya olvidado un poco, pero quienes se dedican a transmitir no olvidan los valores que fomentan las artes marciales: respeto, humildad, compañerismo, solidaridad. ¿Querés practicar? Una persona que se inicia no tiene por qué tener unas cualidades privilegiadas. Cualquier persona, independientemente de su condición física, puede hacer taekwondo. Es una actividad apta y aconsejable para personas de todas las edades y condiciones.

ndure@abc.com.py

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