Bento Voj: Artista del aerosol

El método elegido por el artista urbano Bento Voj para expresarse es el aerosol. De Valparaíso, Chile, su camino en el arte comenzó hace casi dos décadas y, desde entonces, fue perfeccionando su técnica y estilo, buscando y añadiendo para conseguir su sello.

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Utiliza todos los colores imaginables que el aerosol pueda ofrecer; también las manos, cartón a veces y un poco de papel diario. “Los pinceles los reemplazo por el papel periódico, la espátula por el cartón”, revela.

No tiene límites para expresar su arte sobre un corte de madera y sin bocetos. Cada uno de sus trabajos tiene una autonomía, no necesita de grandes elocuencias ni explicaciones; no obstante, comprender la postura de la que parte el artista es esencial y posibilita mejor la comprensión de su obra. Es por eso que llegamos hasta su taller sobre Presidente Franco casi 14 de Mayo, para conocer de primera mano sus desafíos, sus comienzos; en definitiva, lo que tiene que decir el propio artista sobre el artista.

Estudió Diseño y trabajaba en una mueblería en su natal Chile, pero en el arte con aerosol encontró su senda. Por cuestiones de la vida, llegó a Suecia, y con los conocimientos que tenía de la técnica en aerosol, un día se puso a pintar. “Era la opción que manejaba por si las cosas no marchaban como me esperaba y bueno, el primer día que me puse a la calle me fue demasiado bien. Volví al día siguiente y obtuve mejores resultados, y luego al siguiente, y ya no paré más. Más tarde, viajé a Dinamarca con el mismo éxito y comencé a progresar como pintor”, expresa Voj.

Se considera autodidacta y prefiere que quede así, porque eso le mantiene alerta y con los ojos bien abiertos. Su formación se da con la búsqueda y exploración. “Ya tengo un estilo definido y gusta a la gente, por lo tanto, lo que está bien hay que tratar de mantenerlo”, afirma mientras sus manos van dando forma a un paisaje surrealista. No le lleva más de media hora lograr su arte y dejar boquiabierto a quien tiene enfrente. Los lugares que elige para pintar, generalmente, se centran sobre la calle Palma. “La calle amplía mi horizonte de posibles compradores y me da un amplio roce social. Soy amigo del lustrabotas, hasta de gente muy importante que pasa por el lugar y se queda a observar, del que no tiene dinero y el que tiene mucho. Puedo decir que me siento muy orgulloso de los logros siendo autodidacta. Y esto te da el arte, el talento. Claro que esto no significa que desmerezca a quienes pasaron por una escuela de artes, pero hay cosas que la universidad no te enseña y nunca te la van a enseñar”, asegura Voj.

Admira y respeta a los grandes artistas, los pintores. “Los hay muy buenos, y admiro y respeto su arte, pero hay una diferencia: el que pinta al óleo no puede pintar en aerosol, pero el que pinta en aerosol sí puede pintar al óleo”.

En resumen, dice, son los chicos malos del rock, aunque con la cantidad de obras que lleva vendida, puede considerarse un verdadero artista. “Cuando una persona vende más de mil obras, ya se le considera un artista y yo llevo vendiendo miles de miles”, confiesa. Es que, además de Suecia y Dinamarca, también estuvo por Francia, España y en todos los lugares permaneció por tres o cuatro años. En el Paraguay echó raíces. Está casado con una paraguaya, Verónica Otazú, y es padre de Sophia, de solo un mes de vida. Aun así, dice que va a seguir llevando su arte por el mundo. “En cuanto Sofía esté más crecidita, voy a elegir otro destino y así seguir llevando mi arte por todas partes”, afirma riendo.

Añade que el carácter efímero, que en un principio puede ser frustrante, le hace estar en movimiento y no acomodarse, pero que en definitiva es enriquecedor. “En estos días me van a encontrar por Encarnación, San Bernardino y luego volveré al centro de Asunción”, cuenta, mientras da los últimos retoques al paisaje de agua, montañas y árboles.

Va con la familia, claro. Con su joven esposa se conocieron a través de su arte, precisamente. “Quería comprar una obra suya, contacté con él y, entre una charla y otra, comenzamos a salir”, cuenta Verónica, mientras su esposo realizaba la producción fotográfica en la terraza del edificio donde viven.

También quedó maravillada con los cuadros. El arte con aerosol tiene su encanto. “Saca lo mejor de uno, da libertad, expresión”, sostiene Voj. Agrega que su personalidad se adapta mejor a la técnica del aerosol por varias razones: “Es más rápida, ya que se seca rápido y cubre mucho espacio en poco tiempo. Además, los colores que se pueden usar le dan vida a la obra y a mí me gusta utilizar muchos colores en mis trabajos”.

La precisión de sus movimientos, la mezcla de los colores, la rapidez hace que la gente quedé absorta mirando hasta el final del cuadro, compre, admire o siga su camino. “Las calles se están convirtiendo en las mejores galerías de arte para los ojos de la gente que pasa y siempre se está renovando”, alega.

Definitivamente, el aerosol no solo colorea cuadros, sino también espacios con los grafitis. A esta expresión artística se suman día a día nuevos adeptos. Hay un trasfondo social positivo en el arte urbano. Se cambia la cara de los espacios abandonados, se rompe con ese color plano que no dice nada, te saca de la rutina. Y ahora llega Bento Voj, también de la mano del aerosol, pintando cuadros de paisajes surrealistas, de todo un poco. En fin, para este artista, los sprays son la forma de expresión con la que se desarrolló, en la que se introdujo por casualidad sin pensar que tuviera tantas posibilidades y que ahora forma parte de su vida.

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