Bicis solidarias

Dos ciclistas estadounidenses, Erin Machan y Amy Stonich, y una paraguaya, Belén Ramírez, inician la organización Project Bike Love (PBL), que tiene como fin donar bicicletas a mujeres de escasos recursos de diversos puntos del planeta. La primera entrega se realizó en nuestro país y fueron elegidas las ciudades de Limpio, Puerto Casado y Carmelo Peralta.

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Ellas quieren empoderar a las mujeres, mejorar su calidad de vida, y la forma que encontraron de llevar adelante esa posibilidad fue a través del deporte que aman: el ciclismo. Sus objetivos se centran en ayudar a mujeres en situación de extrema pobreza donándoles bicicletas para que puedan utilizarlas como medio de transporte.

La idea de esta iniciativa nació de Erin. “En diciembre del año pasado, su mamá le había hecho un regalo de una fundación que donaba bicicletas a mujeres que sufrieron violencia sexual. Ella no podía creer cómo este gesto podía alegrar o cambiar tanto la vida de esas personas y se preguntó: ‘¿Por qué no multiplicar la idea?’. Me confió la ilusión de ayudar y el desenlace fue la constitución de esta organización, que tiene como fin donar bicicletas a mujeres y niñas de escasos recursos. La primera entrega se realizó en el Paraguay, específicamente en Limpio, Puerto Casado y Carmelo Peralta”, explica Belén, vocera del grupo.

Como ya había hecho beneficencia a través de Techo, no le fue difícil cristalizar la idea. “Con Techo, con un grupo muy grande de jóvenes trabajamos en asentamientos construyendo viviendas de emergencia en conjunto con las familias que vivían en condiciones inaceptables. Volcamos nuestra energía buscando soluciones concretas a las problemáticas que las comunidades afrontaban cada día”, explica.

Así como Techo se convirtió en un desafío y se expandió, ese mismo afán tienen con Project Bike Love. “Contactamos primero con Olga Caballero y, luego, con Alicia Rivarola, de Techo. Juntas seleccionamos cuidadosamente las receptoras de bicicletas. Elegimos personas para quienes la compra de una bicicleta queda fuera de sus posibilidades, pero representa la puerta de entrada a mejores condiciones de vida. Escogimos Limpio, Puerto Casado y Carmelo Peralta como primeros puntos para favorecer a las mujeres y niñas”.

En Limpio entregaron 14 bicicletas; en Puerto Casado, 11 y en Carmelo Peralta, 15. Con esta actitud pretenden modificar los hábitos para mejorar la calidad de vida de las mujeres y transmitir que se trata de un medio ecológico, saludable, accesible y que es un ejercicio aeróbico. “De hecho, una de las mujeres beneficiadas agradeció mucho la donación y, justamente, nos dijo que a lo mejor baja su panza pedaleando”, cuenta riendo Alicia.

En Puerto Casado vivieron “toda una aventura”. Muchas historias para contar, pero lo más importante fue la sensación que experimentaron ante la emoción de todas las beneficiarias. “Fue increíble. Hay que resaltar la sencillez y generosidad de nuestra gente..., nos contaban un poco de su historia de vida y, además, todas en forma de agradecimiento nos traían hortalizas de su huerta; también pescado, pollo, etc. Este fue el caso de Lidia Rosa. Ella, durante siete meses vende las cosechas de su huerta, acelga, cebolla, tomate; en los meses de mucho sol vende milanesas de pescado y croquetas, porque no tiene media sombra para la huerta. Su bici tiene una canasta en la que lleva sus productos para vender, dio un paseo con nosotras, nos llevó a conocer su casa, su huerta y quedó feliz”, relata Belén.

Digna es otra joven, de solo 16 años, que fue adjudicada. “Nos contaron que saltó de alegría cuando supo que iba a recibir una bicicleta. Vive en una compañía lejana y tiene que salir de su casa a las 6:00 para llegar a su colegio a las 7:00. Estuvo muy enferma y débil, y el saber que iba a recibir una bici le dio vida, según nos contó sor Emilia, nuestro contacto con la Fundación María Auxiliadora de Puerto Casado”, cuenta Belén.

El día de la entrega recuerda que Digna lloró de emoción y el sentimiento fue contagiante para todos los presentes. “Dijo que fue el mejor regalo que recibió en su vida y que cada vez que recorra con su bici nos iba a tener presente. Fue muy emotivo y gratificante todo”, aporta Lupe Ramírez, embajadora de PBL.

Como todavía no tienen una oficina en el país, nombran embajadoras, quienes son la conexión con Erin, Amy y Belén. “Ahora voy a continuar trabajando con ellas en los Estados Unidos”, dice Lupe. “Pero quedan dos personas encargadas de realizar el seguimiento de las entregas: Alicia Rivarola de Techo y Soledad Rosa, de la Fundación María Auxiliadora”, agrega.

Belén reitera que con estos actos buscan “empoderar” a las mujeres. “La bicicleta: nuestra pasión y diversión. Realmente puede empoderar a las mujeres, mejorar su calidad de vida y ¡unir mundos!”, exclama.

La filosofía del empoderamiento tiene su origen en la educación popular desarrollada por Paulo Freire. Margaret Shuler, socióloga estadounidense, identifica el empoderamiento como “un proceso por medio del cual las mujeres incrementan su capacidad de configurar sus propias vidas y su entorno, una evolución en la concientización de las mujeres sobre sí mismas, en su estatus y eficacia en las interacciones sociales”.

Aunque los procesos de empoderamiento se dieron en muchos grupos oprimidos o desfavorecidos, su mayor desarrollo se produjo con relación a las mujeres. Desde los grupos feministas, el empoderamiento incluye tanto un cambio individual, como el de los procesos y estructuras que reproducen la situación desfavorecida y subordinada de las mujeres. Sería una estrategia que favorece que las mujeres y otros grupos incrementen el poder; es decir, que accedan al uso y control de los recursos materiales y simbólicos, ganen influencia y participen en el cambio social. “Con el empoderamiento queremos que adquieran recursos, conciencia y habilidades para acabar con la vida injusta que viven muchas de ellas en todo el mundo, que puedan formar parte de la sociedad como ciudadanas de pleno derecho, en igualdad real de condiciones. Y bueno, decidimos ayudar en el cambio a través de un deporte que nos gusta: el ciclismo. Este medio de transporte les va a servir para moverse con independencia de un lugar a otro, ir al trabajo, vender productos, llevar a sus hijos a la escuela. Las bicicletas fueron acondicionadas para que puedan realizar estas actividades”, revela Belén.

Para que el sueño fuera posible contaron con el apoyo de Rock N´ Road Cyclery, una tienda estadounidense en la que Erin Machan trabaja en el sector de marketing. También piden a todas las personas que deseen ayudar se unan a ellas. “Juntas podemos marcar una gran diferencia en la vida de las mujeres y niñas en todo el mundo. Únanse a nosotras para proporcionarles independencia, seguridad, movilidad y una vida de oportunidades a través de la bicicleta”, piden las fundadoras.

La donación les permite continuar ayudando y crear asociaciones en todo el mundo para que puedan conseguir “bicis”, tan pronto como sea posible. “Al ver el rostro de cada una de las beneficiarias y percibir la gratitud y la emoción en sus ojos nos dijimos: ‘Esto valió la pena’ y vamos a continuar como dice nuestro hashtag: #Whateverittakes, cueste lo que cueste”.

Ahora planifican llegar a Ruanda para una segunda entrega. “Vamos a poner todo nuestro cariño y empeño para llegar a la meta”.

Sepa más

www.projectbikelove.org

ndure@abc.com.py

Fotos ABC Color/Arcenio Acuña/Gentileza.

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