“Disfruto por completo arbitrar”

Leticia Báez creció en un ambiente de mucho deporte. Desde chica practicaba todas las disciplinas. “Con mi hermana comenzamos con la natación, después pasamos al hockey y al hándbol. Creo que tenía 13 años cuando empecé a jugar básquet. En mi barrio no había cancha, pero con un amigo y vecino siempre solíamos ir a jugar a la ‘placita’, así le llamábamos a un lugar que quedaba cerca de nuestro barrio; él era como mi hermano. Siempre era la única mujer que iba a jugar ahí. Luego, en el colegio conocí a una compañera que la vi lanzando un día y fui a jugar con ella; éramos las únicas mujeres que jugábamos este deporte (risas)... Me comentó que jugaba en el club Sol de América y me invitó a ir. Era tanta mi alegría que no me importaba el clima, la lluvia, el calor o frío; no faltaba a las prácticas. Mi mundo era el básquet; entraba a la cancha y me transportaba a otro universo”, rememora con una amplia sonrisa Leticia.

Pero luego antepuso su rol de madre y abandonó sus sueños deportivos. “Asumí mi maternidad y no estoy arrepentida de la decisión que tomé”, expresa la primer árbitra de encuentros con personas discapacitadas.

-¿Por qué elegiste esta profesión?

-Mi primera opción después del bachiller fue estudiar en la Escuela Nacional de Educación Física (ENEF). Logré ingresar, pero no pude terminar porque el horario era de mañana y tarde, y tenía que trabajar, así que busqué otra opción y culminé mis estudios en una universidad privada. Retomé mis prácticas como jugadora, pero sufrí una lesión en la rodilla que me llevó al quirófano y, nuevamente, tuve que abandonar la cancha. Cuando me recuperé, mi conexión con el deporte solo podía darse desde esta profesión... Recuerdo que una noche, en la facultad, escuché que un profesor estaba organizando un torneo de básquet en un importante club del país. Tratándose de ese deporte fui a ofrecerle mi ayuda. Es así que empecé a trabajar, en el 2012, como oficial de mesa. A partir de esa experiencia, tomé un curso en la Confederación Paraguaya de Básquetbol, y el Círculo de Árbitros de Básquetbol del Paraguay me abrió las puertas y comencé a entrenarme como árbitra de esta modalidad.

-¿Cómo llegaste a los partidos de quadrugby?

-Ese mismo año, 2012, un compañero de trabajo me comentó acerca de un proyecto que sería implementado en Paraguay. Asistí a las primeras prácticas del quadrugby, cuando solo eran cuatro jugadores. Después me invitó a participar del seminario sobre reglamentos del quadrugby. Al estudiar vi mucha similitud con el básquet y desde un primer momento ya captó mi atención; entonces, me dije: “¿Por qué no?” y aquí estoy, disfrutando.

-¿Cuáles son las reglas en un juego con personas con discapacidad?

-El partido se disputa en un terreno de juego que cumple con las regulaciones de la FIBA para básquet. En cuanto al equipamiento, se juega con una pelota igual a la de vóley, existen dos tipos de sillas de ruedas: una defensiva y otra, de ataque; una flecha direccional de posesión alterna, un reloj de 40 s (es el tiempo que tiene un equipo para hacer un gol) y se juegan cuatro tiempos de 8 min cada uno. Entre las violaciones puedo citar: ventaja física, vuelta a cancha, 10 s en el área y otras. Entre las faltas: uso ilegal de las manos, cuatro en la llave, falta de giro, falta técnica, entre otras.

-¿Es fácil arbitrar con muchos jugadores a quienes controlar, más la presión del público?

-En la cancha estamos dos árbitros y cuatro se encuentran en la mesa de oficiales. Mientras exista una buena comunicación y un trabajo en equipo, el partido es organizado y uno puede disfrutar. En cuanto al público, una vez que toco el silbato para dar inicio al juego, simplemente me olvido de todo y no escucho nada.

-En tus inicios, ¿quién era tu referente arbitral?

-Guido Bobadilla (árbitro de básquet) es una persona que no dudó en compartir sus conocimientos, pensamientos y en ayudarme, aconsejarme, motivarme en mi formación. Sus mensajes de textos suelen ser: “¡Hola! Buenas noches, ahora en tal canal transmiten básquet”. Es uno de los gestos que aprecio de esa persona.

-¿Una anécdota divertida?

-En Brasil cobré una falta. El nombre de la falta siempre se dice en voz alta y señalizando, así como también el número del jugador que cometió la infracción. Expresé en inglés el tipo de falta, el número también dije en inglés y señalicé, pero no sé por qué pensé que me había equivocado, entonces volví a decir el mismo número en portugués y castellano. Todo pasó tan rápido que ni yo entendí. Claro, nos reímos un poco en la cancha.

-¿Tu sueño como árbitra?

-Llegar a ser una excelente árbitra internacional.

-¿Alguna preferencia por el modelo y color del silbato?

-Fox 40 negro.

-¿Y cómo ves la proyección futura del arbitraje paraguayo?

-Se necesita de apoyo, tanto del Estado como también de las instituciones deportivas, para que se pueda cumplir con los objetivos.

-¿Le aconsejarías a tu hija ser árbitra?

-¡Sí! ¡Claro! En realidad, con que practique algún deporte ya estaré feliz (risas).

-Por último, ¿qué hacés los fines de semana que no tenés partidos?

-Disfruto de mi familia, especialmente de mi hija, Keira, y mi sobrino Rigel.

¿Cuál es tu signo del Zodiaco y en qué te identificás con él?

Virgo: organizada, exigente y perfeccionista.

Color favorito: verde.

Virtudes: sencilla, respetuosa, solidaria.

¿Algún defecto? Impaciente.

Hobbies: jugar básquet, hacer natación, andar en bicicleta

Un lugar donde buscarte si no se te encuentra: estaría lanzando en cualquier cancha de básquet. Es como un oasis para mí.

Comida favorita: pizza.

Una canción: Over the rainbow.

Recomendanos un libro: La casa de los espíritus.

Una película: Thor.

Un lugar del mundo que no hayas visitado y que quisieras conocer: Santorini, Grecia.

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