Entrenar la mente

Entrenar la mente para responder en vez de reaccionar de forma automática e impulsiva ante situaciones estresantes de la vida es posible. Y se logra gracias al programa de entrenamiento conocido como mindfulness o conciencia plena.

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Podemos aprender a ser conscientes de cómo nos movemos, sentimos (tanto física como emocionalmente) y reaccionamos ante cada momento de la vida. Esta cualidad de conciencia nos permite ser prácticos, despiertos, y mejorar nuestra relación con nosotros mismos y los demás.

“El cerebro puede aprender nuevos hábitos y habilidades a lo largo de toda la vida. Así como se puede entrenar al cuerpo en el gimnasio, se puede ejercitar la mente para que sea más atenta y flexible, gracias a la práctica de mindfulness o conciencia plena”, explica el sicólogo José Godoy, coach de mindfulness, formado en el Instituto Mindfulness, en Johannesburgo, Sudáfrica.

Egresado de la Universidad Nacional, el profesional se especializó como sicólogo clínico en reducción del estrés y, actualmente, es uno de los pioneros en el Paraguay en aplicar esta práctica científicamente avalada —y ampliamente extendida a nivel internacional— que es empleada con mucho éxito en hospitales, escuelas, empresas y organizaciones deportivas. “Obviamente que, cuanto más adultos seamos, tenemos nuestros hábitos incorporados y cuesta incorporar nuevos, pero no es imposible; todo se puede”, afirma.

El “Programa de reducción de estrés basado en mindfulness”, que emplea Godoy, está basado en el protocolo (guía de tratamiento) MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction) creado por el Dr. Jonn Kabat-Zinn, del Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. “Tanto el Instituto Nacional de Salud (NHI, por sus siglas en inglés) de EE. UU. como el Instituto Médico de la Universidad de Harvard consideran mindfulness como una práctica complementaria dentro de la medicina de mente y cuerpo”.

Consiste en un entrenamiento integral para percibir y manejar el estrés de una manera saludable. Se lleva a cabo en un formato sicoeducativo grupal de dos horas semanales, durante ocho semanas, en las cuales se aprende progresivamente la técnica de mindfulness de forma práctica y participativa. “A través de dos tipos de entrenamiento mindfulness: el formal, con ejercicios de meditación, respiración y conciencia corporal; y el informal, aplicado a la atención plena en el día a día, como comer, caminar, bañarse, entre otros”.

Pero —insiste el profesional—, como cualquier hábito, requiere de una práctica constante para ver sus beneficios. El programa está diseñado para ocho semanas, basado en estudios científicos que indican que ese es el lapso que le toma al cerebro poder adquirir nuevos hábitos que sean sostenibles en el tiempo. Los beneficios son numerosos y se centran en tres áreas: bienestar; por ejemplo, reducción de la reacción emocional y, por ende, de los niveles de estrés y ansiedad en estudiantes o profesionales, por citar algunos. En cuanto a las habilidades personales, esta herramienta es útil para mejorar la atención, concentración, creatividad y actitud. Godoy aplicó esta técnica con tenistas en Sudáfrica, en la Federación Internacional de Tenis (ITF), y asegura que, realmente, mejoraron bastante en las áreas anteriormente mencionadas.

En lo referente a las relaciones interpersonales, menciona que, al estar más atenta la persona, también lo está con su entorno. “Entonces, mejoran las relaciones; hay mayor empatía, comunicación y compasión hacia los demás y uno mismo. Estos beneficios están científicamente comprobados. De hecho, recientes estudios llevados a cabo por las universidades más prestigiosas del mundo, como Oxford, Yale y John Hopkins, revelan que la práctica diaria de esta técnica reduce la ansiedad, la depresión y el dolor. Hay todo un programa dedicado a la fibromialgia”.

Esos dos enfoques se incluyen en la propuesta. Se trabaja con estiramientos suaves del cuerpo, sin el objetivo del yoga de llegar a ciertas posturas. Es, simplemente, ser conscientes de las diferentes partes de nuestro cuerpo, sensaciones, cuando se encuentra en movimiento. “Cualquier persona puede realizar estos ejercicios, incluso los que padecen de dolor crónico, porque son sumamente sencillos y no representan ningún tipo de peligro. Esta es una práctica complementaria de los tratamientos médicos convencionales. Los pacientes bajo tratamiento siquiátrico o sicológico por casos de ansiedad, ataques de pánico, depresión, entre otros, llevan a cabo este programa.

¿Se relaciona con la inteligencia emocional? “De hecho, Daniel Goleman, el creador del concepto, ha utilizado mindfulness como una herramienta para desarrollar la inteligencia emocional. Normalmente, tenemos un estímulo estresante y una respuesta automática. Lo que se pretende es desarrollar esa capacidad de parar y observar, y luego responder de manera más saludable”.

El estrés es la respuesta de nuestro organismo ante una situación peligrosa o percibida como tal. En algunos casos hasta nos puede salvar la vida. “Todos lo tenemos heredado de nuestros ancestros y se ha perfeccionado a lo largo de millones de años y, a veces, surge, por ejemplo, cuando estamos atascados en el tráfico y podemos reaccionar con ira y agresividad. Pero lo que uno está generando es una hipertensión a causa del estrés”.

Es, en sí mismo, es bueno —revela— cuando puede ayudarnos a lograr nuestros objetivos; el problema es que se vuelve tóxico cuando tenemos una sobrecarga durante mucho tiempo. “Es el estrés crónico. Pero el estrés puede desencadenar en depresión, ataques de pánico, hasta enfermedades; es algo previo”. Obviamente —prosigue—, cuando uno ya ha generado depresión o ansiedad generalizada, o enfermedades como hipertensión, entre otras, ya debe recurrir a los especialistas para ese tipo de dolencias.

Cuando uno está estresado, ansioso, más irritado, entonces, obviamente, está más susceptible a tener estas reacciones automáticas ante ciertas situaciones y, tal vez, estas no suponen ningún peligro, pero vivimos en un estado de alerta todo el tiempo. “Es lo nuevo. Hay personas que están sufriendo y no saben que existe esta técnica”.

Práctica milenaria

Mindfulness es una antigua técnica de origen budista, de hace 2600 años, pero en 1979 fue traída a Occidente por el Dr. Jonn Kabat-Zinn, del Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Gracias a él, la práctica ha tenido, primero que nada, el aval científico y, también, en cierta manera, la ha independizado de esa connotación religiosa. Ahora, cualquier persona, independientemente de su contexto cultural o credo, puede realizarla.

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mpalacios@abc.com.py • Fotos ABC Color/Gustavo Báez.

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