La Arcadia

Inspirada en el arte jesuítico fusionado con el amor a la cocina, Norma Fretes abre en la ciudad de San Ignacio, Misiones, una nueva propuesta turística de corte gastronómico.

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Bajo la minuciosa dirección de Koki Ruiz, Norma Fretes, su esposa, terminó de dar forma a su sueño de infancia: un restaurante al que bautizó La Arcadia. El local está ubicado en la ciudad de San Ignacio, Misiones, a 257 km al sur de Asunción, y abrirá sus puertas el próximo 13 de enero.

El establecimiento está inspirado en el amor de Norma por la comida combinado a su pasión por la cultura jesuítica. Ella creció en Santa Rosa y explica que el restaurante nació de su "gran amor a toda esta historia, a mi pueblo". "Soy misionera de alma", dice Norma. "Disfruto mucho de la comida y se me ocurre que otra gente también puede disfrutar al igual que yo, y con esta iniciativa puedo propiciar que la gente se sienta a gusto en un espacio como este. Me gustaría poder servir en ese sentido para que las personas puedan venir y sentirse a gusto".

"Las reducciones fueron un experimento muy importante (…) donde se encontraron los jesuitas y los indígenas. Respetaron su lengua y desarrollaron un tipo de arte que me parece maravilloso. Yo creo que hasta ahora nosotros no llegamos a desarrollar un experimento parecido", continúa Norma.

Por esta razón, Norma dice que nombraron La Arcadia al restaurante. "Al abrir el restaurante, quise ponerle algo relacionado con la historia de San Ignacio. Me gustaría que fuera un lugar donde la gente, los turistas, deseen llegar, porque simboliza un poco una historia".

Koki Ruiz, por su parte, explica que La Arcadia era un pueblo de pastores, en una isla griega. Era un lugar de refugio, lejos de las guerras. En la literatura, hay muchas referencias a La Arcadia. "Una de ellas es hablar poéticamente sobre las misiones jesuíticas con ese nombre", dice.

Influencias

Las reducciones jesuíticas también influyen en la comida. "Voy a incluir, digamos, dos o tres tipos de menú", explica Norma. Ofrecerá chastaca (carne seca) y olla podrida, preparada con todo tipo de carnes, como de conejo, yacaré, vaca, pescado. "La gente podrá venir a ver las misiones, conocer nuestra historia y servirse un menú que era de las reducciones", dice Norma. "Tengo un menú también con lomito de cerdo, cazuela de surubí, pan casero y lomito al roquefort. Vamos a hacer un buen café. En toda la Ruta I no hay un buen café", añade.

Para cumplir con el cometido gastronómico, la chef Gregoria Miranda vendrá desde Asunción y trabajará de martes a domingos para ofrecer platos más elaborados. El resto del personal será todo del lugar, gente de San Ignacio. "Quiero recuperar sabores antiguos, un buen arroz con leche, un dulce mamón, mosto. Quiero recuperar sabores de nuestra infancia, de nuestros abuelos, de nuestros ancestros", manifiesta Norma.

La decoración

Dentro del local, la decoración es maravillosa. El diseño corrió por cuenta de Macarena, hija de Koki y Norma. A sus 24 años tiene estudios de tecnicatura en artes visuales, en el instituto Antonio Ruiz de Montoya, y ahora estudia teatro en la Academia de Arte Lourdes Llanes. "El diseño (del restaurante) está inspirado en la decoración de la pintura jesuítica que se hizo en los templos. No tiene líneas rectas. Está inspirado en lo que significa San Ignacio".
Macarena explica que su padre le compraba muchos libros sobre iglesias jesuíticas de Bolivia. Dana Galarza, Bernardo Meza y Chely Thompson, hija del artista Cecilio Thompson, ayudaron a pintar el techo y las paredes.

"Todos los diseños fueron guiados y aprobados por mi papá", cuenta Macarena. Al comienzo, Koki pintó una pared del restaurante, pero cuando vio el diseño de la otra pared que pintó Macarena, decidió cubrir su pintura con los diseños de su hija.

La segunda hija, Almudena (14), diseñó los mosaicos ubicados frente al restaurante. Ella eligió los colores y colocó cada parte. La decoración total llevó dos meses de elaboración.

"Me siento orgullosa de que me mimen con el cuidado y el trabajo que ellas hacen acá", indica Norma de sus hijas, su marido y también sus hijos. "Julián viaja conmigo a Asunción, a Encarnación, a ver los vinos, las bebidas, las sillas, el sonido. Eduardo me ayudó mucho con toda la logística, con la cocina industrial, así como mis hermanos. Siento como si fuera a dar a luz algo que yo soñé por mucho tiempo, que me gusta mucho, que tengo la convicción de que irá creciendo", expresa.

El restaurante se inaugura el 13 de enero. El horario de verano será desde las 7:00 hasta las 15:00. Viernes, sábados y domingos abrirá hasta la una de la mañana. "Siempre tuve deseos, pero pensé que sería solo eso. Ahora voy a poder ofrecer un buen restaurante, una comida que quede en el recuerdo. Con eso ya se mueve un granito de arena. Ya hay buenos hoteles, ya hay un buen restaurante. Entonces la gente puede venir, y el turismo garantiza el desarrollo, hace un intercambio de muchas cosas, cultural y económicamente también. Me emociona mucho", finaliza Norma.  
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