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Fenómenos como altas temperaturas, grandes lluvias, sequías extremas, fríos intensos, son situaciones con las que los productores deben lidiar, y que muchos han logrado mitigar gracias al uso del sistema de siembra directa, que tiene como principio básico la cobertura del suelo por medio de una capa vegetal que la cubre.
Sin dudas, todo el efecto del cambio climático también obliga a los productores a ir cambiando épocas de siembra de cultivo, pero no solo eso, se deben sumar otros cultivos, se debe tener en cuenta la fertilización adecuada, los defensivos, la desecación; prácticamente todo el conjunto para que el suelo siga expresando su verdadero potencial. Porque no es solo rotación de cultivo, también está la rotación de productos.
La siembra directa se tuvo que ajustar a los nuevos conceptos, y principalmente lograr esa actualización y el conocimiento de cómo y porque funcionan algunas de las acciones, como, por ejemplo, sabíamos que tras el uso del milleto (abono verde), se daba un cultivo subsiguiente más sano, pero no entendíamos exactamente cuál era el principio, hoy lo sabemos.
Un ejemplo de cambios en lo que es la siembra directa con relación a sus inicios, es el uso de diferentes tipos de semillas de abonos verdes, hoy pedimos que se mezclen crucíferas, gramíneas, leguminosas, para generar condiciones más favorables de una sola vez y a la vez crear esa diversidad en el suelo, que es lo que más la acerca a lo que era antes cuando todo era bosque.
(*) Especialista en suelos.